“Fund(i)aciones”: un PS duro de matar

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Roberto Ávila Toledo (Abogado DDHH)

¿Contra quién estaban dirigidas las fundaciones?

Ya es un hecho establecido que las fundaciones vinculadas a Revolución Democrática defraudaron al erario público en cifras millonarias.

La implacable crítica del senador socialista Fidel Espinoza, que ahora se acompaña de otros senadores socialistas, parece ser un hecho anecdótico.

Aparentemente, parece simplemente un senador con un gran sentido de la probidad y un poco rebelde, y las acciones de las fundaciones parecen ser solo un vulgar afán de lucro mezquino y personal. Pero eso es solo en apariencia, hay un trasfondo político.

El Frente Amplio en general, y Revolución Democrática en particular, buscan su espacio en la izquierda no comunista. Ese es el lugar donde pueden crecer y consolidarse, y para lograrlo, la erosión del Partido Socialista es fundamental.

Cuando se hizo evidente que los candidatos presidenciales de la Concertación no alcanzarían la meta, algunos socialistas, no históricos, llegaron a acuerdos por su cuenta con aquellos que tenían posibilidades de ganar la presidencia.

Otros socialistas lo intentaron y no tuvieron éxito. A aquellos que les fue bien, obtuvieron ministerios por sus propias gestiones, por su propia cuenta, y para sus propios intereses.

El Partido Socialista se incorporó institucionalmente después y ha sido muy útil para el gobierno actual, que tiene sus fracasos, pero que sin los socialistas sería un desastre.

Los miembros del Frente Amplio, que ya no son tan jóvenes, hablan recurrentemente de los territorios. Pero en realidad, no están presentes en los territorios, su adhesión es principalmente mediática.

Ante esto, se diseñó la estrategia de llegar a los territorios a través del clientelismo, y qué mejor manera de hacerlo que con dinero público, y de paso, asegurarse algo para los iluminados reformadores sociales.

Esta era la connotación política de la operación fundaciones, que en gran medida terminó siendo una “fundición”. Pero aquí estamos analizando la política.

Hay una pregunta que surge: ¿por qué estos redentores sociales posmodernos bailaban cueca sobre el escritorio del ministro, quien no es ningún tonto, ni inexperto, y además es una persona honesta? Esto es política.

Lo que Fidel Espinoza promueve no es un capricho solitario y tiene mucho respaldo en el mundo socialista.

Es por eso que cuando el ministro Montes pidió que lo llevaran al tribunal supremo, la respuesta fue fría. Hágalo usted, presente la denuncia y que el tribunal supremo decida.

La operación política estaba bien planeada: se atacaron distritos con liderazgos débiles y distritos socialistas. Esto era un recambio forzado y financiado con dinero público en el parlamento, eso era lo que se buscaba, pero no resultó.

Cuando se está apurado, es mejor ir despacio, como decía Napoleón.

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