A medida que se propagaron los efectos de la quiebra del banco estadounidense ‘Silicon Valley Bank’, se hizo evidente que entre las empresas más afectadas se encontraban las dedicadas a desarrollar soluciones para la crisis climática.
El banco colaboraba con más de 1550 compañías tecnológicas que trabajaban en proyectos de energías renovables, quienes recibieron miles de millones de dólares en préstamos. Por ejemplo, el SVB participaba en el 62 % de los proyectos sobre energía solar en el país.
Los efectos del colapso del ‘Silicon Valley Bank’ llegan en un momento crucial para esta industria, cuyo papel es primordial para reducir los efectos devastadores del cambio climático y en la que, el año pasado, ya se invirtieron más de $28 000 millones.
El gobierno de EEUU depende de estas empresas para desarrollar las innovaciones necesarias, por lo que ya ha prometido ayudas fiscales para protegerlas.
A largo plazo, la quiebra de SVB podría significar que algunas pequeñas empresas de tecnología climática de nueva creación se queden sin líneas de crédito si ningún otro banco o entidad se hace cargo de la cartera de SVB.
