por Jorge Gálvez
En EEUU está en marcha una serie de acciones irregulares para sacar de la contienda presidencial a Robert F. Kennedy Jr., candidato que crece cada día en el mundo juvenil, que lo consideran el candidato anti globalista, anti elites globales, con un fuerte sentido soberanista, que hace tambalear a candidatura de Kamala Harris del Partido Demócrata.
El reciente fallo judicial que elimina a Robert F. Kennedy Jr. de la boleta electoral de Nueva York subraya un propósito claro y calculado por parte de quienes buscan sacarlo de la carrera presidencial. Esta decisión no sólo afecta su candidatura en Nueva York, sino que también amenaza con desestabilizar su campaña a nivel nacional, cuestionando la legitimidad de su residencia y, por ende, su derecho a participar en las elecciones.
Es evidente que detrás de esta acción “legal” hay un esfuerzo deliberado para desacreditar a Kennedy y minar su credibilidad ante los votantes. Al centrar la disputa en la residencia de Kennedy, se está utilizando una táctica que va más allá de la simple interpretación de la ley electoral. La acusación de que Kennedy falseó su dirección, presentando una residencia en Nueva York mientras vivía en California, no sólo busca su descalificación técnica, sino que también pretende retratarlo como un candidato poco confiable.
El hecho de que la jueza Ryba mencione un “patrón de larga data” en las acciones de Kennedy sugiere una estrategia para establecer una narrativa de engaño continuo, con el objetivo de erosionar la confianza pública en su candidatura. Al destacar la gravedad de usar una dirección prestada “con fines políticos y electorales”, se subraya la intención de impedir que Kennedy sea visto como un candidato legítimo en cualquier estado donde haya utilizado su dirección.
El fallo de Ryba, si bien basado en aspectos técnicos de la ley, parece ser una pieza en un juego más amplio destinado a desmantelar la campaña de Kennedy antes de que pueda ganar más apoyos.
