El progresismo se desploma vuelve la izquierda

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Roberto Ávila (Abogado DDHH)

El progresismo se ha desplomado en las elecciones del pasado domingo. En sus contenidos concretos el progresismo levantó como programa las reivindicaciones de minorías: la agenda LGTB, el feminismo rabioso, el indigenismo violento, el consumo de marihuana y otras drogas, la destrucción del Estado unitario tan difícilmente alcanzado en Chile, el abrir las fronteras constitucionalmente a cualquier inmigración.

Esto no es sino la destrucción de toda identidad, que es el punto de partida de toda resistencia a un sistema de explotación; drogado, sin identidad sexual ni nacional, sin arraigo en ninguna parte, un sujeto plenamente globalizado no tendrá jamás las capacidades para enfrentarse a la explotación globalizada de las transnacionales.

Para para analizar el progresismo debemos hacernos las clásicas tres preguntas sobre toda nueva doctrina:

Primero, ¿en qué contexto aparece? el progresismo surgió apapachado por los los grandes poderes fácticos del capitalismo globalizado, luego del colapso de la Unión Soviética y la crisis de la social democracia europea.

La izquierda no fue capaz de reconstruir una utopía y pensó que desde los pedazos, desde los fragmentos marginales del capitalismo se podía instalar la trinchera de la resistencia.

Esto en la mejor de las lecturas, porque es evidente que muchos progresistas operan para los grandes poderes fácticos rentadamente.

Segundo, preguntémonos ¿ A quién sirve ? con la praxis concreta de los progresistas a la vista no queda duda, que están alineados con las transnacionales, el Imperio norteamericano y la OTAN.

El presidente Boris todo lo poco que ha hecho, ha tenido esa dirección: el TPP 11, la flexibilización laboral de las 40 horas, ofrecer nuestros yacimientos de cobre, crear las condiciones para la privatización del litio, patrocinar un proceso constitucional antidemocrático, la “Ley Gatillo Fácil” y alinear a nuestro país tras los norteamericanos y la OTAN, llevar la bandera de las agresiones en contra de los gobiernos de Nicaragua y Venezuela, que en las más difíciles condiciones resisten las agresiones imperiales, además tienen una historia de solidaridad con Chile y sus luchas.

La tercera pregunta es ¿ Contra quién lucha el progresismo?

Es evidente, que es contra la izquierda histórica. Trata de manipular su historia de apropiarse de sus símbolos como Salvador Allende.

Pero es evidente que la destrucción de la izquierda con contenido de clase y con vocación revolucionaria, es uno de los propósitos del progresismo, que actualmente está instalado en el Palacio de la Moneda.

¿Por qué está en La Moneda el progresismo?

De una parte una serie de situaciones azarosas, como que tuviera que medirse en una primaria con un candidato que partió muy popular, pero que hizo todo lo posible por destruir su propia candidatura, y luego se enfrentara con una persona como el señor Kast que logró crear un frente cívico amplísimo en su contra.

La prensa del sistema nunca lo apretó a pesar de tener muchos flancos débiles. Los rescoldos de la izquierda histórica corrieron al calorcito del poder.

Lo malo de todo esto es que si la izquierda no tira una línea divisoria y limítrofe con el progresismo, será arrastrada a la marginalidad junto con los chambones (armada de Brancaleone) que hoy día habitan La Moneda.

Para en el sistema de dominación el propósito central del progresismo, que está cumplido, que es mantener el sistema de dominación capitalista, y para ello destruir el estado y nuestra identidad nacional.

Afortunadamente el pueblo de Chile emitió cerca de 2 millones y medio de votos de protesta en las elecciones del domingo pasado, lo que demuestra que ni la izquierda, ni nuestra Patria son presa tan fácil.

La pelota como se dice en el tenis ha quedado en el campo de quiénes promovimos el anulo.

Con unidad con sentido de la responsabilidad política, escuchando siempre el sentir profundo de nuestro pueblo ha llegado el bastón de relevo.

La supuesta izquierda que habita La Moneda, no es ya sino, un remedo de la izquierda de la cual se dice continuidad histórica.

Estamos entrando a momentos estelares de la historia política de nuestro país. Me asiste la confianza absoluta que la Patria es más fuerte que sus enemigos

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