(360Noticias) En los últimos años, Ecuador ha experimentado un preocupante deterioro en su seguridad, culminando en una escalada de violencia sin precedentes bajo los gobiernos de derecha. Este cambio en la dinámica de seguridad ha llevado al país a ocupar el deshonroso título de ser el cuarto país más inseguro del planeta, un marcado contraste con la era del expresidente de izquierda Rafael Correa, cuando Ecuador se destacaba como uno de los países más seguros de América Latina.
La indiferencia total de los gobiernos neoliberales ante la problemática de seguridad ha permitido que los carteles de narcotráfico ganen terreno, generando condiciones que ponen en peligro la integridad de la ciudadanía y desafían la propia existencia del Estado. La situación ha llegado a un punto crítico, manifestándose en episodios violentos que han conmocionado a la sociedad ecuatoriana.
El reciente asalto al estudio del canal TC Televisión, donde hombres armados irrumpieron y tomaron como rehenes a los presentadores en plena transmisión, es solo la punta del iceberg de una ola de violencia desenfrenada que ha envuelto al país. Las imágenes publicadas por el diario El Universal reflejan la gravedad de la situación, con empleados de la cadena de televisión tendidos en el suelo bajo la amenaza de seis hombres enmascarados.
La crisis ha llevado al gobierno a declarar el estado de excepción y aplicar un toque de queda para restaurar el orden en las cárceles, donde motines han dejado a 125 agentes de seguridad y 14 trabajadores administrativos como rehenes. Los disturbios carcelarios han alcanzado proporciones críticas, con informes de asesinatos de guardias penitenciarios a manos de los prisioneros que los tienen cautivos.
La violencia se ha extendido a las calles, con episodios impactantes como el ataque a una niña por asaltantes desconocidos y el líder de un peligroso grupo criminal, Los Lobos, fugándose de una prisión en Riobamba, junto con otros 39 presos. Escuelas, hospitales, comisarías y vehículos son atacados por delincuentes armados en diferentes partes del país, dejando un rastro de heridos y caos.
El presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, se ve obligado a tomar medidas urgentes, ordenando la neutralización de 22 grupos criminales. Sin embargo, la magnitud de la crisis sugiere que la solución requerirá un esfuerzo integral que vaya más allá de medidas inmediatas.
Cabe recordar que la crisis se intensificó el 7 de enero con la fuga del líder de Los Choneros, conocido como Fito, desencadenando motines en varias cárceles. La situación actual demanda una respuesta efectiva y coordinada para restaurar la paz y la seguridad en Ecuador, y devolver al país a los días en que era un referente de estabilidad en la región.
