La historia de Milton Domínguez: asesinado por golpiza de uniformados de la Armada

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Milton Domínguez de nacionalidad colombiana fue asesinado tras sufrir una golpiza por parte de cuatro uniformado de la Armada de Chile. El acto criminal ocurrió en el centro de la ciudad de Iquique, región de Tarapacá, durante la madrugada del viernes 19 de mayo.

En la pagina del Hogar de Cristo dejó su testimonio que ahora reproducimos:

Por: Ximena Torres Cautivo

Buscando mejores oportunidades de vida, este colombiano estudió instalación y mantención de paneles solares. Averiguó que en Chile estaba muy desarrollada esta energía y se puso a caminar desde Cali. Entró por Colchane, se auto denunció e –irónicamente– en la residencia sanitaria de Iquique se contagió un hongo que le comió los dedos del pie derecho y obligó a amputarle la pierna. Hoy vive en la residencia del Hogar de Cristo. Conoce su historia.

Milton Domínguez (58) es la viva manifestación de lo inútil que resulta la expresión “¿por qué a mí?”. Dueño de una resiliencia que bien podría confundirse con resignación, este colombiano, que se movía por Cali en moto y se ganaba la vida como repartidor de comida, hoy es un migrante indocumentado en Chile, que vive en la Hospedería de Hombres del Hogar de Cristo en Iquique, desde abril de este año, y sueña con conseguir una prótesis para su pierna derecha, amputada desde más arriba de la rodilla en el hospital de la ciudad.

Cuando entró a Chile por Colchane, cruzando ilegalmente por la zona de los bodefales, venía con la ilusión viva de regularizar su situación y encontrar un mejor destino laboral en nuestro país. Venía además parado sobre sus dos piernas, sanas e intactas. Dice:

-Podría haberme hecho la América en Cali ahora que todos piden comida por Rappi, pero yo quería superarme y se me ocurrió estudiar para técnico en instalación y mantención de paneles solares, una tecnología que no se ha implementado casi nada en mi país. Yo creo que ahí está el futuro: habrá granjas solares inmensas, carros eléctricos, electrogasolineras… Por internet me enteré que en España y en Chile hay mucho desarrollo del uso de la energía solar y decidí migrar para acá. Cuenta que se demoró dos meses en cruzar parte del continente, desde Cali a Pisiga, en Bolivia, y de ahí a Colchane.

–Fue muy sencillo cruzar la frontera entre Bolivia y Chile; hay mucha gente transitando y poco control. Para seguir el trayecto a Iquique, hay que auto denunciarse en Colchane. Yo lo hice con dos venezolanos con los que venía viajando. Fuimos a Carabineros, para la auto denuncia y para que vieran que no traíamos ni droga ni vegetales. Finalmente nos trajeron a Iquique y nos llevaron a una residencia sanitaria donde debíamos hacer la cuarentena. Ahí, en el baño del lugar, me hice una herida en el pie. Un rasguñito sin importancia, parecía ser, pero al día siguiente se me empezó a poner negro un dedo. A los tres días, el hongo que me contagié me había comido todo el dedo, pero en el Consultorio Videla no pudieron hacer nada. Fui al Hospital y no me atendieron porque no tenía carnet. Finalmente, unas señoras de la Cruz Roja lograron que me atendieran con un RUT provisional. Me amputaron dos dedos, luego me dijeron que me iban a cortar un pedazo más, me llevaron a pabellón y me pusieron la anestesia raquídea. Cuando desperté, me faltaba la mitad de la pierna derecha –dice, sobándose el muñón y mencionando lo molesto de los dolores fantasma.

Amputado y Solo

Milton llegó a Chile el 11 de abril pasado. Durante su travesía latinoamericana, se enteró de la muerte de su añoso padre: tenía 96 años y le dolió mucho no haber estado con él. Por eso, cuando sufrió la amputación de su pierna, prefirió no decirla nada a su madre: “A sus 84 años y recién viuda, no quise afligirla más. Hablé con una de mis hermanas más cercanas. Nosotros somos siete hijos; yo soy el quinto, y no me he casado ni tenido hijos”.

Por suerte, piensa.

-En la travesía desde Colombia hasta Iquique, vi muchas cosas terribles. Ninguna persona se merece pasar por esto: el peligroso cruce de las trochas, la gente que abusa cruelmente de la desgracia de los migrantes, gente que muere al caer de las mulas o autobuses repletos, mujeres que son abusadas o pierden a sus niños en el camino, niños que ven morir a sus padres. Finalmente, como hombre solo, uno cuenta con suerte, porque es responsable sólo de sí mismo, no de sus hijos pequeños. Eso sí que es tremendo-, reflexiona este caleño, hoy semi iquiqueño, que sueña con obtener una prótesis, volver a pararse en dos piernas y trabajar con la energía solar del Norte Grande Chile.

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