Por Roberto Ávila Toledo (abogado de DDHH)
(360Noticias) Las cosas en derecho se deshacen como se hacen, esto es un principio muy conocido y aceptado universalmente.
Con todo, hay quienes, faltando a la verdad con evidente mala fe, promueven que en caso de ganar el rechazo al proyecto constitucional que se nos presentará en diciembre, se debe mantener la Constitución de Pinochet/Lagos.
Esto es absolutamente falso. En efecto, en una democracia, la soberanía reside en el pueblo ciudadano.
Esta facultad de adoptar decisiones que afectan a todos los que habitan el territorio nacional se expresa de tres maneras.
La primera es a través de las leyes que dicta el parlamento, cuyos integrantes ejercen la soberanía por delegación efectuada en elecciones periódicas. La segunda son los actos del gobierno, cuyo ejecutivo lo ejerce el presidente de la república, y por último, la soberanía se expresa de manera más directa y pura a través de los plebiscitos.
En el plebiscito de entrada al proceso Constituyente, un 78% votó por derogar la constitución, y esta se mantiene solo porque el país no puede estar sin una constitución. Pero se mantiene solo hasta que se dicte la nueva. Jurídicamente, esto se llama un plazo indeterminado, es decir, que va a suceder, pero no tenemos la fecha precisa.
Resulta entonces que el rechazo no implica que se esté votando por mantener la Constitución Pinochet/Lagos, sino simplemente que esa constitución no será reemplazada por el proyecto que se nos ofrece.
No hay ninguna razón para que lo dispuesto en un plebiscito que expresó el más alto consenso político en la historia de Chile sea dejado sin hacer.
Si en este segundo intento de aprobar un proyecto constitucional resulta en un nuevo fracaso por el retraso ciudadano, pues hay que intentar un nuevo proyecto que realmente exprese el sentir de los ciudadanos.
Para dar por cerrado el proceso constitucional se requiere un nuevo plebiscito.
Un nuevo rechazo simplemente reflejará que la casta política está integrada por charlatanes que no son capaces de expresar lo que el pueblo quiere y para lo cual fueron elegidos.