Porqué la izquierda debe apoyar a Rusia: hablan Atilio Borón e Iñaki Gil de San Vicente

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por Ahí les va

(360Noticias) ¿Por qué si eres tan de izquierda, apoyas a Rusia, que no es de izquierda, eh, eh?” Seguramente muchos de ustedes se hayan encontrado con esa pregunta en su vida cotidiana Indagamos en la respuesta con dos analistas.

Tanto en América Latina, Asia o África como, aunque en menor medida, Europa, son varios los sectores sociales y políticos de izquierda, así como gobiernos de esa tendencia, que simpatizan abiertamente con Moscú a pesar de no seguir la misma vertiente ideológica.Un fenómeno que, mirado por encima, puede parecer contradictorio, desubicado o pragmático en el mal sentido. Y es por es o que la geopolítica nunca debe analizarse por encimita, sino en profundidad

De cara a abordar este asunto, invitamos a dos analistas y militantes izquierdistas para que nos cuenten por qué ellos, y tantos otros en la izquierda, sienten esa afinidad política o geopolítica con Rusia, aunque no tenga un gobierno de izquierda. Nuestros invitados para comentar este tema son Atilio Borón e Iñaki Gil de San Vicente.

“Hay una cierta inercia histórica –explica Atilio Borón–: Rusia, entre los sectores de izquierda, inevitablemente está asociada a la Revolución Rusa, y hay una simpatía natural por un pueblo que logró aquella hazaña de abrir un nuevo periodo en la historia de la humanidad”.

Por su parte, Iñaki Gil de San Vicente menciona “el peso de la historia: 90 años, con todas sus dificultades, 90 años de socialismo ruso, han dejado generaciones [de rusos] con una mentalidad muy clara”. “Y en esa mentalidad –continúa– comprendieron lo que habían perdido, se dieron cuenta de que Occidente quiere destruir no solamente Rusia sino que, en su obsesión capitalista pretenden dominar a todos los pueblos y aplastar a los que se resisten”.

“Y además – repone Borón– está la historia de lo que fue el pueblo ruso en la defensa de las libertades y de los derechos en contra del fascismo”. “En segundo lugar –prosigue este analista–, el contexto geopolítico actual posiciona al Gobierno ruso en un punto de vista evaluado muy positivamente por las izquierdas, porque es objeto de un ataque brutal del imperialismo norteamericano y de los lacayos europeos”

Como iremos viendo a lo largo de este hilo, la pregunta que nos planteamos responder al inicio no tiene una respuesta simple y, además, abre otros varios interrogantes que, como siempre, requieren contexto y matices. De momento, más allá de la inercia y el peso histórico, más allá del contexto geopolítico actual y el rol clave que juega Rusia en él, surge otro aspecto que analizar:

Ya quedó claro que la izquierda que mira con simpatía a Moscú no lo hace porque crea que Rusia es un país gobernado por fuerzas izquierdistas, sino, a grandes rasgos, por su papel histórico y geopolítico. Pero, aclarado eso, si consideran que la Federación Rusa no cuenta con un sistema político o social de izquierdas, ¿cómo definirían a ese sistema?

“Rusia siempre ha sido algo muy difícil de definir, porque las categorías teóricas con las cuales nos manejamos nosotros en las ciencias sociales son categorías profundamente eurocéntricas”, nos advierte Atilio Borón. Además –añade Iñaki Gil– esas categorías “no comprenden las diferencias internas, los niveles, las historias, los factores simbólicos, lo que la historia ha enseñado, etc., de otros países, sobre todo de los que se mueven en un ámbito cultural muy diferente al Occidente”

“En este momento –concluye Iñaki– lo definiría como una burguesía soberanista rusa, con una clara defensa de su independencia nacional y con una intención también muy clara de llegar a un equilibrio de fuerzas interclasista dentro de la propia Rusia y en todo el mundo”. “Rusia es una sociedad capitalista –indica Atilio Borón por su parte– , pero como les gusta decir a los chinos de su propio socialismo, yo diría que es un capitalismo con peculiaridades rusas ​y conservan algunas conquistas históricas de la época de la Revolución Rusa: la sanidad, la educación, la vivienda, el transporte… todo eso es concebido como derechos que pueden ser disfrutados por la ciudadanía, a diferencia de lo que ocurre en Europa Occidental o en EE.UU., donde son simples mercancías que hay que comprar: si tienes plata te curas, si no tienes plata te mueres. Eso allá en Rusia no existe”.

Borón también señala que ese sistema está “combinado con un tradicionalismo ideológico que nos hace mucho ruido a nosotros acá en Latinoamérica, porque nuestro contexto, nuestras luchas, nuestras problemáticas son diferentes, y nos llama mucho la atención esta recuperación de valores muy tradicionales, acá en Latinoamérica muy asociados a las épocas más oscuras del colonialismo español o portugués.

Iñaki Gil señala por su parte que Rusia “es un régimen especial que se está dando también en otras partes del mundo, con sus diferencias concretas y particulares dentro del contexto universal en el que vivimos”. Atilio añade que ese régimen “combina los procesos democráticos con esta agenda de reforzamiento de valores tradicionales y un posicionamiento internacional muy favorable para el Sur Global”.

En general este analista considera imposible “hacer un encasillamiento en función de rígidas categorías teóricas, porque Rusia desafía todo eso”. Y para zanjar esta cuestión, Gil advierte de que “quien intente juzgar al Gobierno ruso en estos momentos según la derecha occidental o la derecha trumpista, etc., está cometiendo un descomunal error de análisis”.

Otro comentario que se ve y escucha bastante cuando se trata de meter a empellones la realidad rusa dentro de los parámetros predefinidos por el occidentalismo es que, además de no ser de izquierdas, Rusia tendría una decidida vocación imperialista.

Según este punto de vista, mencionado en sectores políticos de todo el arco ideológico, desde parte de la derecha hasta parte de la izquierda, Moscú sería, con algunos matices en cuanto a su capacidad o alcance, la otra cara del imperialismo protagonizado por EE.UU. ¿Es así?.

“Definitivamente no –responde Borón–. A veces se dice de eso Rusia, y muy a menudo también de China. Rusia es una gran potencia económica, política, militar, etcétera. Pero si hablamos de imperialismo, a ver cuántas bases militares tiene Rusia dispersas por todo el planeta. No hay bases rusas en África, en Asia, en Latinoamérica, no se conoce que el Gobierno ruso se haya entrometido en asuntos internos de otros países, como hace EE.UU.

No ha propiciado ningún golpe de Estado, que se sepa, en Asia, África, América Latina. No ha desestabilizado gobiernos. Entonces, la verdad, acusarlo de imperialista me parece que es confundir enormemente la situación”. “Rusia no es un país imperialista –coincide Iñaki Gil, igual de tajante–. Pero en Rusia saben que solamente desarrollando un potencial económico y militar suficientemente fuerte que tenga no solamente el apoyo del pueblo de Rusia, sino el apoyo de otros pueblos como puede ser sobre todo China, Irán, los BRICS o fracciones de la multipolaridad solamente deteniendo la tendencia actual del imperialismo occidental, que es el único que existe, hacia el saqueo masivo del mundo, puede Rusia sobrevivir”.

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