Miguel Fernández Martínez
La Habana, Si algo no tuvo jamás el líder de la Revolución cubana Fidel Castro (1926-2016) fueron medias tintas, y su radicalidad ideológica lo convirtió tanto para seguidores o enemigos en uno de los más importantes referentes políticos de la izquierda internacional en el siglo XX.
Al cumplirse 95 años de su nacimiento, y casi cinco de su muerte, su figura y la fuerza de su legado político siguen presentes, tanto en Cuba como en muchos países donde su imagen y pensamiento guía a movimientos populares y progresistas que luchan por una sociedad más equitativa.
Acusado de dictador por el Gobierno estadounidense, vilipendiado por los exiliados cubanos residentes en EEUU, Fidel Castro gozó de amplías simpatías y reconocimientos, incluso entre quienes no comulgaban con el socialismo como proyecto político-social, pero se consideraban “fidelistas”.
FIDEL VS EEUU
En una carrera política de más de seis décadas, Fidel Castro fue la “espina atorada en la garganta” de EEUU, convirtiéndose en uno de los críticos más profundos de Washington, a quien le “plantó bandera” desde su época de guerrillero, a fines de la década de 1950, hasta su muerte.
Durante 11 administraciones en la Casa Blanca –desde Dwight Eisenhower (1953-1961) hasta Barack Obama (2009-2017), el nombre de Fidel Castro estuvo rondando la Oficina Oval como un verdadero dolor de cabeza, tanto en la aplicación de políticas restrictivas contra la Cuba como en el escenario mundial.
Esto provocó, según datos oficiales ofrecido por investigadores cubanos y extranjeros, que se fraguaran 638 intentos de asesinato contra él, la mayoría de ellos atribuidos a la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos y a grupos opositores de emigrados cubanos residentes en esa nación.
PROYECCIÓN INTERNACIONAL
Convencido defensor del multilateralismo, crítico de las políticas desiguales que provocan hambre y miseria en el planeta, y un permanente luchador contra los efectos del cambio climático, Fidel elevó su figura a planos internacionales, tanto en la Organización de las Naciones Unidas, el Movimiento de Países No Alineados, y otros foros mundiales de peso.
Si algo lo caracterizó durante su vida política, fue ser un defensor del derecho de Cuba a su soberanía y autodeterminación, y rechazar de manera permanente el bloqueo económico, comercial y financiero que la Casa Blanca impone a Cuba desde 1962.
“Le entregó la dignidad al país, forjó una obra emancipadora, estableció una esperanza para la humanidad, enfrentó resueltamente y de manera invicta al imperialismo y creció con su pueblo y su Revolución”, comentó el presidente cubano Miguel Díaz-Canel en su cuenta de la red social de Twitter en ocasión del 95 cumpleaños de Fidel.
A su vez, fue artífice de los proyectos integradores de América Latina y el Caribe, concibiendo proyectos como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (Alba-TCP), propósitos en que trabajó junto al expresidente de Venezuela, Hugo Chávez (1954-2013), uno de sus más importantes aliados políticos en América Latina.
LEGADO HISTÓRICO
En opinión del canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, el pensamiento de Fidel se refleja en un pueblo que, “unido por el amor a su patria y la defensa de su Revolución”, sigue luchando por la paz y la soberanía.
“Honrarlo hoy significa estudiar su pensamiento emancipador, continuar su acción transformadora y aplicar en los hechos su legado imperecedero frente a los acuciantes retos que afronta la Humanidad”, comentó el titular cubano de Exteriores en Twitter.
A pesar de los cuestionamientos de sus críticos, y de sus errores y aciertos, Fidel Castro marcó un antes y un después en Cuba a partir de 1959, visibilizando la isla ante el mundo, levantando la voz a nombre de los que no la tienen, intentando construir un proyecto social más justo y equitativo, y sobre todo, defiendo el derecho a la autodeterminación. (Sputnik)