(360Noticias) Japón ha dado inicio a la liberación de aguas residuales contaminadas con material radiactivo desde la planta nuclear inoperante de Fukushima Daiichi hacia el Océano Pacífico, en medio de una firme resistencia tanto a nivel nacional como internacional.
Las voces de protesta, tanto en el interior del país como en el extranjero, se han intensificado ante la acción emprendida. Las manifestaciones, que se extendieron tanto en territorio japonés como más allá de sus fronteras, se hicieron especialmente notorias el jueves 24 de agosto.
Esta reacción se desencadenó después de que la Compañía Eléctrica de Tokio [TEPCO], encargada de la planta, diera inicio a la primera fase de liberación de estas aguas contaminadas. La intención de TEPCO es descargar al océano Pacífico una cantidad aproximada de 7.800 toneladas de agua contaminada con tritio.
Esta controvertida decisión ha generado un considerable debate en torno a los riesgos ambientales y de salud que podría conllevar esta acción, así como a la falta de claridad en cuanto a las alternativas viables para la disposición segura de estos desechos radiactivos. La iniciativa de liberar estas aguas ha suscitado críticas y llamados a reconsiderar esta medida, con muchos argumentando que podría tener consecuencias negativas a largo plazo tanto para el entorno marino como para la imagen de Japón en el ámbito global.