RT Noticias. En la frontera entre Colombia y Venezuela, cerrada desde mediados de marzo como parte de las medidas para contener el avance del coronavirus, se ven diariamente a centenares de migrantes venezolanos retornar a su país de origen, sin recursos y golpeados por los “daños colaterales” de la pandemia.
Al principio entraron al país por los pasos ilegales, conocidos como trochas, después de pagar a distintos grupos delictivos que controlan estos caminos. Sin embargo, días más tarde, el gobierno del presidente Nicolás Maduro decidió facilitarles el retorno a través de un paso humanitario, habilitado entre las 10:00 de la mañana y las 4:00 de la tarde, bajo un riguroso control sanitario.
Hasta ahora, según cifras oficiales de Venezuela, 5.791 migrantes desanduvieron sus pasos y regresaron provenientes de Ecuador, Perú y mayoritariamente Colombia, pues la cuarentena decretada por el Gobierno de Iván Duque les impide ganarse la vida. El impacto es significativo para ese colectivo, en vista de que al menos 90 % de los venezolanos en el país vecino se dedican a empleos informales, y no contaron con apoyo oficial a pesar de la emergencia.
“Lo que prevalece en cuanto a informalidad no son las ventas ambulantessino otros fenómenos como empleos informales en locales fijos u oficinas, salas de belleza, restaurantes, hoteles, establecimientos de comercio en términos generales”, apunta un informe del Departamento de Estadísticas colombiano (Dane), que detalla que la brecha salarial entre los trabajadores venezolanos y los empleados colombianos es cercana al 40 %.
Situación insostenible
“No podemos pagarles el arriendo (alquiler), no se lo estamos pagando a los colombianos, menos a los venezolanos. Ya les pagamos la comida, el nacimiento, el jardín, la escuela, con los impuestos de los bogotanos. Llevamos tres años pagando eso”, dijo la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, en su cuenta oficial en Twitter, después de que la prensa registrara el desalojo de familias venezolanas tanto de pensiones que no podían cancelar, como de albergues gubernamentales.
La mayoría de los venezolanos regresaron en autobuses coordinados por gobernaciones, alcaldías y asociaciones de migrantes de ambos países. No obstante, otros retornaron en camiones ganaderos, “pidiendo colas” (autostop) o caminando. Algunos viajan desde ciudades cercanas, pero otros emprenden una travesía desde sitios tan lejanos como Pasto, limítrofe con Ecuador.
¿Quiénes son y a dónde vuelven?
La mayoría de los ciudadanos que hoy retornan a Venezuela optaron por emigrar ante la coyuntura económica que golpea a su país de origen, y que se agrava a medida que arrecian las sanciones económicas de EE.UU. No obstante, la crisis sanitaria desatada por el coronavirus en toda la región, aunada a la fragilidad social y económica en la que se mantuvieron por meses, les obligaron a regresar.
El dirigente Freddy Bernal, designado como protector del fronterizo estado Táchira, destaca que entre los retornados hay “más de 370 casos de desnutrición severa“. Por esa razón, el Gobierno venezolano activó un plan especial junto al Instituto Nacional de Nutrición (INN) para atender a la población que regresa.
En declaraciones desde la frontera, la autoridad precisó que todos los connacionales que vuelven al país están bajo una cuarentena de 14 días en 18 Puntos de Alojamiento Social Integral (PASI), acondicionados en distintas unidades educativas de seis municipios de Táchira, donde “se instalaron más baños con duchas y lavaderos, luminaria, seguridad, entre otras cosas”.
En estos lugares de acogida, las autoridades les garantizan alimentos y les realizan las pruebas de detección de covid-19, además de revisiones médicas generales, pues “algunos tienen hepatitis, otros tuberculosis y también hay casos de VIH“, dijo Bernal. Asimismo, dos mujeres dieron a luz el pasado 13 de abril.
“Cada espacio se transforma en un recinto de estricta seguridad militar, nadie puede salir y nadie puede entrar, no es un centro de vacaciones. Es un espacio bajo estrictas medidas de seguridad y sanitarias”, remarcó.