Militares del gobierno de Luis Arce asesinan a campesino tras feroz ofensiva contra Evo Morales

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(360Noticias) La dictadura disfrazada de democracia que encabeza Luis Arce suma otra víctima fatal en su escalada represiva contra los movimientos sociales que alguna vez fueron la base del proceso de cambio boliviano. Este miércoles, dirigentes de la subcentral Tacopaya confirmaron la muerte de Cornelio Franco Ramírez, campesino de unos 30 años, como consecuencia de un disparo realizado por efectivos militares durante una intervención brutal en la zona de Silla K’asa, en el kilómetro 103 de la carretera Cochabamba-Oruro.

El crimen, perpetrado en plena luz del día, evidencia el carácter autoritario y represivo que ha tomado el gobierno de Arce, que no duda en utilizar armamento letal contra campesinos movilizados. Cornelio Franco, afiliado a la comunidad de Alto Tacopaya, recibió un impacto de bala en la cabeza que le provocó la muerte inmediata, según relataron testigos y dirigentes locales. El campesino deja en la orfandad a tres hijas menores, que ahora cargarán con el dolor de un padre asesinado por el Estado al que sirvió y defendió.

La represión no se detuvo ahí. Al menos dos personas más resultaron heridas por impactos de balines de goma durante el mismo operativo, que buscaba aplacar las protestas campesinas que exigen mejores condiciones de vida, respeto a los territorios y justicia social. Las organizaciones locales denuncian un uso desproporcionado de la fuerza, lo cual ya no es novedad bajo el actual régimen.

Este nuevo crimen de Estado ocurre en el marco de una ofensiva feroz contra Evo Morales y su entorno político, quienes han sido blanco constante de persecución judicial, espionaje, guerra sucia mediática y ahora, represión sangrienta. Morales, líder histórico, ha sido sistemáticamente marginado por el gobierno de Arce, quien ha consolidado un poder vertical, personalista y cada vez más alejado del pueblo.

Luis Arce ya no gobierna para los pueblos indígenas ni para los movimientos sociales; gobierna contra ellos. Su gestión ha devenido en un aparato represivo que no tolera la disidencia interna, ni la crítica desde las bases. La sangre de Cornelio Franco Ramírez se suma a la de otros caídos por exigir dignidad, mientras el gobierno cierra filas con sectores burocráticos y militarizados que solo entienden el lenguaje de la fuerza.

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