Ex senador Lavandero critica a Boric por monumento a Aylwin “la estatua de Allende me pareció verlo sonreír socarronamente”

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1945

Jorge Lavandero

Los asesinados, los torturados, los exiliados, los desterrados, los exonerados, parece que no cuentan.

En estos días se le rinde homenaje a algunos que llegaron a Chile a última hora, para levantar un dedo, es casi todo lo que hicieron. A otros se les levanta una estatua frente a la Moneda, cerca de un gran luchador como Salvador Allende- Hay otros que entregaron su vida por su patria, solo por sus convicciones y por amor a Chile. Otros estuvieron en isla Dawson, en el estadio nacional y en distintos lugares de torturas, hombres y mujeres valientes. Estos son los que deberían tener una estatua levantada con honor a las víctimas de la dictadura. Pero Chile es así, se le entregan honores a quienes ni siquiera estuvieron un día en la cárcel, estuvieron bien arropados en sus oficinas, ganando dinero y solo aparecieron a última hora, cuando todo el país asumía públicamente que Pinochet estaba caído, a tal punto que trajo a Sergio Onofre Jarpa, designado embajador en Argentina, para instalarlo de ministro del interior, a fin de que pudiera negociar con el Proden, que era el organismo, que citaba públicamente a conferencias de prensa para llamar y organizar cada una de las protestas. Allí no estaba ninguno de ellos, tampoco nunca estuvieron en la calle. Pero estuvieron en el Poder, gracias a que otros lucharon, clandestina o públicamente.

Los mismos, que en forma muy cuidadosa se mantuvieron en la sombra y aparecieron pocos años antes de los 17 que duró la dictadura, para denominarse “El grupo de los 24”, con el objeto de estudiar una nueva constitución y que se olvidaron ayer y hoy de esos estudios constitucionales, cuando al menos 3 de ellos se encaramaron al poder, pero nunca intentaron que esos estudios de los 24 se convirtieran en una realidad.

Es más profundo el tema, algunos de ellos y hasta sus descendientes votaron en contra de la nueva constitución, para quedarse con la constitución de la dictadura. Los vimos sentados frente a la inauguración de la Estatua de uno de ellos, que más que políticos parecía un club de amigos, gozando del atropello a todos los chilenos, que en un 80% ha querido tener una nueva constitución, que los pueda sacar del modelo neoliberal, heredado y plasmado en la constitución de la dictadura.

Miré la estatua bien ganada de Salvador Allende y me pareció verlo sonreír socarronamente, por la mala compañía que tenía en esa plaza frente a la Moneda, denominada de la constitución, pero ese nombre, hasta hoy aparece vacío de contenido, porque aún nos rige y quizás hasta cuando, el bando militar de los 80.

Allí deben estar los que lucharon contra la dictadura, junto a algunos de los valerosos periodistas del Fortín Mapocho que fueron perseguidos y encarcelados por defender honestamente a todos los chilenos, recibiendo después en los gobiernos sucesivos “el pago de Chile”. Pero han decidido colocar a alguno de los que tranzaron con el dictador Pinochet. Esa estatua sería simbólica, a fin de evitar que se continúe ese legado de injusticia, desigualdad y a pesar de que el dictador ya no existe. Una estatua recordando a los que lucharon verdaderamente, a los que fueron asesinados o detenidos desaparecidos, es lo que debiera instalarse en esa plaza y muy cerca del presidente mártir Salvador Allende

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