por Arévalo Méndez Embajador de Venezuela en Chile
Si a María Machado, por algún adefesio jurídico, arreglín político, o cualesquiera circunstancia se le hubiese permitido inscribir candidatura, se nos viene la República abajo.
Porque el asunto medular y riesgoso no es que gane la presidencia. No es eso. Que de hecho es imposible dada la conducta criminal de Machado y todos los machaditos y machaditas antipatria.
El asunto es que se le agotan a la institucionalidad política y a la jurídica los argumentos para aplicar medidas de justicia ejemplar.
Los actos políticos y jurídicos crean jurisprudencia, cultura y estructuras de gobernabilidad. Un perdonazo sacado de un sombrero circense a Machado constituiría un camino al barranco político. A partir de una habilitación aberrante como esa, ya no habría contención posible a la inmoralidad y las transacciones politiqueras de baja ralea. Lo que es bueno para el pavo….
¿Qué respuesta hubiesen dado el TSJ y el estamento político al pueblo?
Porque lo que el pueblo sabiamente interpretaría y no perdonaría es que promover golpes, bloqueo e invasiones son conductas sin trascendencia y sin efectos perniciosos, por lo tanto, siendo conductas destructivas, aún así, perdonables.
Si el TSJ hubiese estado constituido por magistrados de oprobiosa conducta como aquellos que en 2003 dictaminaron que no hubo golpe de estado contra el presidente Chávez sino “militares preñados de buenas intenciones”, hoy, estaríamos en franca caída libre hacia el precipicio de la destrucción del andamiaje estructural de la nación, más cerca que lejos de una guerra civil.
Además, la hoy improbable inscripción de Machado nos ha salvado de, hipotéticamente, perder El Esequibo y de la privatización de PDVSA. Y no es ejercicio adivinatorio, es que ella, en un delirante ataque de sinceridad discursiva públicamente asumió tales compromisos.
Por último. De habérsele permitido inscribirse, Venezuela por vía de hecho hubiese hipotecado su soberanía por cuanto es conocida la prepotente exigencia y protesta de factores extranjeros injerencistas para que violemos nuestra propia Constitución y leyes.
Con claridad meridiana lo decía El Libertador: “A cada conspiración un perdón, y tras un perdón otra conspiración”.
En varios países de este continente hay políticos inhabilitados, como también en la “culta Europa”. De eso no se habla.
Lula, Dilma, Correa, Cristina, Zelaya, Evo y Lugo fueron inhabilitados, algunos aún lo están, y no hubo escándalito. Basta que una filofascista sea castigada para que se estremezca el mundo mundial, y si es en Venezuela, peor se pone la cosa.
Hago un paréntesis. Hay políticos ex gobernantes miembros de partidos del Polo Patriótico también inhabilitados.