La perspectiva China sobre los peligros de la hegemonía de EE.UU.

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(Misión Verdad) El Ministerio para Asuntos Exteriores de China publicó el 20 de febrero un informe titulado “La hegemonía estadounidense y sus peligros“, documento extenso que tiene como finalidad “exponer el abuso de la hegemonía de Estados Unidos” en aspectos políticos, militares, económicos, tecnológicos y culturales, citando hechos para que la comunidad internacional pueda ver más a fondo “los peligros de las prácticas de ese país en detrimento de la paz y la estabilidad mundiales y el bienestar de todos los pueblos”.

Se trata de un análisis que permite conocer la perspectiva de China sobre la actual y decandente fase de la hegemonía estadounidense, el cual se muestra como una vuelta de tuerca al paradigma enunciativo típico de la diplomacia de Pekín.

El informe se divide en cinco capítulos. Hegemonía política: arrojando su peso alrededor; Hegemonía militar: uso desenfrenado de la fuerza; Hegemonía económica: saqueo y explotación; Hegemonía tecnológica: monopolio y supresión; y Hegemonía cultural: difusión de falsas narrativas.

En el preámbulo del documento se afirma que, tras convertirse en la potencia número uno del mundo a través de dos guerras mundiales y la Guerra Fría, Estados Unidos se ha vuelto aún más temerario a la hora de interferir en los asuntos internos de otros países, “buscar la hegemonía, mantenerla, abusar de ella, subvertirla e infiltrarse, y hacer la guerra a cada paso en agravio de la comunidad internacional”. Con el pretexto de la democracia, la libertad y los derechos humanos, Estados Unidos acostumbra a agitar revoluciones de colores, instigar disputas regionales e incluso librar guerras directamente.

“Estados Unidos ha intensificado la política de bloques y avivado el conflicto y la confrontación. Ha exagerado el concepto de seguridad nacional, abusado de los controles de exportación e impuesto sanciones unilaterales a otros. Ha adoptado un enfoque selectivo del derecho y las normas internacionales, utilizándolos o descartándolos según le parezca, y ha tratado de imponer normas que sirvan a sus propios intereses en nombre de la defensa de un ‘orden internacional basado en normas'”.

En los cinco capítulos, el escrito critica a Washington por su larga historia de intentos para moldear otros países y el orden mundial de acuerdo con los valores y sistemas políticos estadounidenses bajo la bandera de la llamada democracia y los derechos humanos. El documento cita una serie de ejemplos que demuestran que la historia de ese país ha estado marcada por la violencia y expansión, que la hegemonía militar estadounidense se ha convertido en una tragedia humanitaria y que su despotismo económico y financiero se ha reducido a un arma geopolítica.

Otros datos exponen cómo Estados Unidos ha monopolizado y bloqueado el desarrollo de otros países en el campo de la alta tecnología, y también las herramientas culturales de las que se ha apoyado para blindar su hegemonía global.

Gracias a su vigencia en la actualidad, y en razón de las afinidades con el caso venezolano, destacamos algunos de los puntos reseñados en el informe:

  • En la sección de hegemonía política, se mencionan las revelaciones que el exsecretario de Estado, Mike Pompeo, hizo en su libro Never Give An Inch (en español, Nunca cedas una pulgada), específicamente los planes de intervención contra el gobierno de Venezuela: “El plan era obligar al gobierno de Maduro a llegar a un acuerdo con la oposición, privar a Venezuela de su capacidad para vender petróleo y oro a cambio de divisas, ejercer una gran presión sobre su economía e influir en las elecciones presidenciales de 2018”.
  • La frecuencia con la que Estados Unidos abandona tratados y organizaciones internacionales para poner su derecho interno por encima del derecho internacional. Se citan casos recientes como el abandono en 2017 del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático y la retirada en 2018 del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, “citando el ‘sesgo’ de la organización contra Israel y la falta de protección efectiva de los derechos humanos”. En el ámbito de tratados internacionales militares, Estados Unidos anunció en 2019 su salida del histórico Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio o INF (por sus siglas en inglés), y en 2020 del Tratado de Cielos Abiertos.
  • Los bloques que Estados Unidos está formando en la región del Indo-Pacífico, con claras señas a desestabilizar la relación de China con los países vecinos mediante coerciones para que tomen partido a favor de los intereses estadounidenses. Se mencionan los casos de “clubes exclusivos como Five Eyes (Cinco Ojos), Quad y AUKUS”.
  • En la sección de hegemonía militar, se recoge en cifras la tragedia humanitaria que esto le ha significado al mundo. Desde 2001 más de 900 mil personas murieron y decenas de millones se convirtieron en refugiados producto de las guerras estadounidenses en nombre de la “lucha contra el terrorismo”. Un dato que también fue señalado por el presidente de Rusia, Vladímir Putin, en un discurso del 21 de febrero ante la Duma rusa.
  • Citando a Alex Lou, columnista del South China Morning Post, el informe menciona que Estados Unidos prácticamente no diferencia entre diplomacia y guerra: “Derrocó gobiernos elegidos democráticamente en muchos países en desarrollo en el siglo XX y los reemplazó inmediatamente con regímenes títeres proestadounidenses. Hoy en Ucrania, Irak, Afganistán, Libia, Siria, Pakistán y Yemen, Estados Unidos está repitiendo sus viejas tácticas de librar guerras de terceros, de baja intensidad y con aviones no tripulados”.
  • En la sección de hegemonía económica, destacan los datos respecto a la política “sancionatoria” de Estados Unidos, que en los últimos años ha redoblado la apuesta por estas medidas unilaterales y ha extendido el alcance extraterritorial de su derecho interno, lo que ha implicado que entidades y personas extranjeras queden bajo su propia jurisdicción en virtud del uso de la fuerza.
  • Según el texto, las sanciones ilegales de Estados Unidos contra entidades extranjeras aumentaron 933% en los últimos 20 años. Una buen parte de ellas fueron emitidas durante el gobierno de Donald Trump: 3 mil 900 que, en promedio, representan tres sanciones al día. Casi 40 países están bajo estas medidas, entre ellos Cuba, China, Rusia, Corea del Norte, Irán y Venezuela, dice el informe. Estas acciones unilaterales afectan a casi la mitad de la población mundial.
  • “Estados Unidos se ha convertido en los ‘Estados Unidos de las Sanciones’. Y la ‘jurisdicción de brazo largo’ se ha reducido a nada más que una herramienta para que usen sus medios de poder estatal en funcion de reprimir a los competidores económicos e interferir en los negocios internacionales normales. Esta es una desviación seria de los principios de una economía de mercado liberal, por la que Estados Unidos se ha jactado durante mucho tiempo”.
  • El informe también asevera que “Estados Unidos ha politizado, militarizado e ideologizado la cuestión de la tecnología”. Estados Unidos ha generalizado el concepto de seguridad nacional y ha utilizado su poder para reprimir y “sancionar” a la empresa Huawei. Se ha inventado diversas excusas para perseguir y suprimir las empresas chinas de alta tecnología competitivas a escala internacional, y más de 1 mil empresas chinas han sido incluidas en diversas listas de “sanciones”.
  • Estados Unidos también ha impuesto controles sobre tecnologías de gama alta como la biotecnología y la inteligencia artificial, ha endurecido los controles de exportación y el escrutinio de las inversiones, ha suprimido aplicaciones de medios sociales chinos como TikTok y WeChat, y ha presionado a los Países Bajos y Japón para que restrinjan las exportaciones de chips, equipos y tecnologías relacionados con China.
  • En la cuestión de la hegemonía cultural, Estados Unidos tiene métodos de intervención directa, por ejemplo a través de la industria de Hollywood, pero también métodos indirectos como la infiltración de los medios de comunicación. “Los medios occidentales dominados por Estados Unidos tienen un papel particularmente importante en la formación de la opinión pública mundial a favor de su intromisión en los asuntos internos de otros países”, dice el documento.
  • Un ejemplo reciente que se menciona es el de la red social Twitter, la cual quedó expuesta por censurar contenidos bajo las órdenes del gobierno estadounidense. Esta práctica se extiende a todas las principales plataformas de esa índole, que incluso tienen a exfuncionarios estadounidenses en puestos de importancia dentro de sus empresas.
  • “Estados Unidos y Europa excluyen de sus países a los principales medios de comunicación rusos, como Russia Today y Sputnik. Plataformas como Twitter, Facebook y YouTube restringen abiertamente las cuentas oficiales de Rusia. Netflix, Apple y Google han eliminado los canales y aplicaciones rusos de sus servicios y tiendas de aplicaciones. Se impone una censura draconiana sin precedentes sobre el contenido relacionado con ese país”, reclama el texto.

RESPUESTAS Y CONTEXTO DEL INFORME

China lanzó esta granada diplomática mientras el presidente estadounidense, Joe Biden, visitaba a su homólogo Vladímir Zelenski en la capital ucraniana, y contrastaba los valores estadounidenses con los de los “Estados autoritarios” en un discurso en Varsovia.

El Ministerio de Asuntos Exteriores chino tradujo al inglés el artículo que había publicado y lo distribuyó a los periodistas de los medios de comunicación occidentales.

El jueves 23 de febrero el embajador de Estados Unidos en China, Nicholas Burns, respondió a través de Twitter que el informe publicado por China era “burda propaganda, no la forma en que debe comportarse una gran potencia”.

El tono y el contenido de las acusaciones del Partido Comunista Chino son una respuesta a las decisiones que Washington ha tomado en contra del país asiático y su gobierno, desde la guerra comercial hasta el aumento de tropas extranjeras en Taiwán, pasando por la batalla tecnológica de los semiconductores y la “estrategia sobre el Indo-Pacífico” inventada para cercar a China, todo lo cual ha deteriorado las relaciones entre las dos potencias.

Durante las últimas semanas, el gobierno de Biden puso el foco de la confrontación en el derribo de un supuesto “globo de espionaje chino” que sobrevolaba el espacio aéreo estadounidense. Después de emitir histéricos señalamientos contra Pekín, finalmente la Casa Blanca afirmó públicamente que los tres siguientes ataques con globos no tenían nada que ver con China. Probablemente “estaban relacionados a entidades comerciales o de investigación y, por tanto, eran inofensivos”, dijo el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby.

QUEBRANDO LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

Wang Yi, el más alto diplomático chino, se reunió con el secretario de Estado estadounidense Antony Blinken el 19 de febrero durante la Conferencia de Seguridad de Múnich. Un comunicado de prensa del Ministerio de Relaciones Exteriores chino indicó que la reunión fue un “contacto informal a petición de Estados Unidos”. La Administración Biden ya había rebajado su tono con el incidente del globo.

El diplomático chino expresó la posición firme de su país sobre el incidente del globo y pidió a Estados Unidos cambiar el rumbo, enfrentar y resolver el daño causado por el uso indiscriminado de la fuerza en las relaciones sino-estadounidenses.

Un detalle muy importante es que, además de reunirse con Blinken, Wang Yi también se citó con varios ministros de Asuntos Exteriores y autoridades de la Unión Europea, Reino Unido y Japón. Haciendo buen uso del mecanismo de diálogo de alto nivel, expresó repetidamente el deseo de China para reanudar la cooperación en diversos campos tras superar el impacto de la epidemia.

Con la visita del representante diplomático chino a Europa occidental, la primera desde el cambio de estrategia de Pekín para prevenir y controlar la epidemia de covid-19, el gobierno chino demostró su buena voluntad en aras de integrarse activamente en el mundo postpandémico y que, de haber algún inconveniente en las relaciones sino-europeas, se deberá al cerco estadounidense por consideraciones políticas.

“La hegemonía estadounidense y sus peligros” ilustra muy bien una de las coincidencias que existe entre China y Rusia: la oposición a un mundo bajo el dominio prácticamente dictatorial de Estados Unidos. Es por ello que destaca la visita que el director de la Oficina de la Comisión Central de Asuntos Exteriores del Partido Comunista Chino, Wang Yi, hiciera a Moscú un día después de la publicación del documento, luego de su viaje por Europa occidental, en la víspera de un año de la Operación Militar Especial (OME) rusa en Ucrania.

Yi se reunió con el presidente Putin posteriormente a que este pronunciara un largo discurso sobre el estado de la nación, en el que aprovechó para aclarar que el enfrentamiento actual no era contra el pueblo ucraniano sino contra el “régimen de Kiev y de sus amos occidentales, que han ocupado de facto el país”.

Según el Wall Street Journal, el presidente Xi Jinping planea su propia visita en abril o mayo a Rusia, más de un año después de que las dos potencias declararan una asociación “sin límites” antes de la operación rusa en Ucrania.

El informe chino subraya que el dólar estadounidense es una “fuente importante de inestabilidad e incertidumbre en la economía mundial”. Dicha afirmación, sustentada con el grupo de datos sobre la política “sancionatoria”, explica los esfuerzos conjuntos de Pekín y Moscú para crear una infraestructura financiera alternativa.

La coacción de Estados Unidos y la Unión Europea contra Rusia ha acelerado esta iniciativa. El porcentaje de transacciones internacionales en yuanes de Rusia se ha disparado desde que fuera expulsada del sistema internacional de pagos SWIFT el año pasado. Los intercambios entre China y Rusia ascendieron a 1,28 billones de yuanes —189 mil 464 millones de dólares, 174 mil 879 millones de euros— en 2022, y Rusia fue el socio comercial con el que China experimentó un mayor aumento (34,3%).

MÁS ALLÁ DE LA GUERRA EN UCRANIA, LA VISTA PUESTA EN PEKÍN

En el aniversario de la Operación Militar Especial (OME) rusa en Ucrania, el gobierno chino emitió un comunicado de doce puntos en el que fija su posición ante el conflicto. Allí se refleja la preocupación que la potencia asiática tiene por los efectos nocivos de esta guerra hacia los planes para consolidar los corredores de la Nueva Ruta de Seda a través de Eurasia, como lo hace notar el analista geopolítico Pepe Escobar.

China continúa promoviendo la asociación estratégica con Rusia a un nuevo nivel, mientras mantiene la cooperación con Ucrania, por lo que no está precisamente mostrando un apoyo irrestricto a la parte rusa sino mediando para preservar intereses comunes. Eso no sería impedimento para que Estados Unidos interprete a su conveniencia cualquier participación china en el conflicto, como forma de tener más excusas para aumentar las hostilidades contra Pekín, por ejemplo sembrando la preocupación de que Rusia pueda recibir ayuda militar china.

Finalmente, el mayor rival a la hegemonía estadounidense es China, y de ahí los esfuerzos por cercarla. Sin embargo, esto implica efectos negativos para Estados Unidos y el mundo que no pasan desapercibidos.

Nada más en el ámbito comercial, la medida del gobierno estadounidense de subir los precios a los bienes de consumo chinos, aumentando los aranceles a su importación, ha impactado en la economía china pero también ha perjudicado a los consumidores y empresas estadounidenses, especialmente a aquellas que dependen de proveedores chinos y están agobiadas por la inflación y los altos costos energéticos, este último elemento agravado por las hostilidades contra Rusia, uno de los mayores productores y exportadores de materias primas en cuestión.

El camino por delante en la relación entre China y Estados Unidos es turbulento, pero el primero tiene a su favor que la mayoría de los demás países, incluidos los aliados más cercanos de Washington en Asia y Europa, no tiene ningún interés en la interrupción económica mutua y global.

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