En una primicia mundial, astrónomos han capturado los primeros momentos de una supernova, la muerte explosiva de las estrellas, con un detalle nunca antes visto.
A partir de datos capturados por el telescopio espacial Kepler de la NASA en 2017, un equipo internacional con científicos de la Universidad Nacional de Australia (ANU) y la NASA registraron el estallido de luz inicial que se ve cuando la primera onda de choque viaja a través de la estrella antes de que explote.
En esta especialidad, los investigadores están particularmente interesados en cómo cambia el brillo de la luz con el tiempo antes de la explosión. Este evento, conocido como la “curva de enfriamiento por choque”, proporciona pistas sobre qué tipo de estrella causó la explosión.
“Esta es la primera vez que alguien ha tenido una visión tan detallada de una curva completa de enfriamiento por choque en cualquier supernova”, dijo en un comunicado Armstrong, de la Escuela de Investigación de Astronomía y Astrofísica de ANU.
“Debido a que la etapa inicial de una supernova ocurre tan rápidamente, es muy difícil para la mayoría de los telescopios registrar este fenómeno. Hasta ahora, los datos que teníamos estaban incompletos y solo incluían la atenuación de la curva de enfriamiento por choque y la explosión subsiguiente, pero nunca el estallido de luz brillante al comienzo de la supernova. Este importante descubrimiento nos dará los datos que necesitamos para identificar otras estrellas que se convirtieron en supernovas, incluso después de que explotaron”.
Los investigadores de ANU probaron los nuevos datos contra varios modelos de estrellas existentes. Basándose en su modelo, los astrónomos determinaron que la estrella que causó la supernova era probablemente una supergigante amarilla, que era más de 100 veces más grande que nuestro sol.
El astrofísico e investigador de la ANU doctor Brad Tucker, dijo que el equipo internacional pudo confirmar que un modelo en particular, conocido como SW 17, es el más preciso para predecir qué tipos de estrellas causan diferentes supernovas. “Hemos demostrado que un modelo funciona mejor que el resto para identificar diferentes estrellas supernovas y ya no es necesario probar muchos otros modelos, como tradicionalmente ha sido el caso”, dijo.
“Los astrónomos de todo el mundo podrán utilizar SW 17 y estar seguros de que es el mejor modelo para identificar estrellas que se convierten en supernovas”.
Las supernovas se encuentran entre los eventos más brillantes y poderosos que podemos ver en el espacio y son importantes porque se cree que son responsables de la creación de la mayoría de los elementos que se encuentran en nuestro universo.
Al comprender mejor cómo estas estrellas se convierten en supernovas, los investigadores pueden juntar información que proporciona pistas sobre dónde se originan los elementos que componen nuestro universo.
Aunque el telescopio Kepler se suspendió en 2017, es probable que los nuevos telescopios espaciales, como el Satélite de reconocimiento de exoplanetas en tránsito (TESS) de la NASA, capturen más explosiones de supernovas.
“A medida que se lancen más telescopios espaciales, es probable que observemos más de estas curvas de enfriamiento por impacto”, dijo Armstrong. Esto nos brindará más oportunidades para mejorar nuestros modelos y desarrollar nuestra comprensión de las supernovas y de dónde provienen los elementos que componen el mundo que nos rodea”.
La preimpresión está disponible ahora en los Avisos mensuales de la Royal Astronomical Society. EUROPA PRESS