por María Baum – Berlín
Dar una evaluación de la actual situación política interna de Alemania resulta bastante difícil, por el hecho de que el gobierno alemán, en el ámbito político y económico, está tomando decisiones y llevando a cabo actos, que evidentemente son diametralmente opuestos a los intereses objetivos del Estado alemán.
Este gobierno consiste en una coalición gubernamental, la así llamada „coalición semáforo“ entre el partido social demócrata SPD que en las elecciones del parlamento federal del 2021 ganó el 25,7%, el partido de los verdes Die Grünen el 14,8% y el partido liberal demócrata FDP que reunió el 11,8% de los 46,85 millones de votos entregados, de 61,18 millones con derecho a voto. Por las consecuencias negativas de su política, la coalición actualmente solo contaría de un total del 33,9% de los votos a nivel federal, según las últimas encuestas.
Los datos económicos reales evidencian una fuerte recesión en el área de la producción industrial cívica, una creciente deindustrialización de la cuarta nación industrial líder a nivel mundial, altamente tecnologizada, con los efectos de cierres, quiebras y fugas al extranjero de empresas, primordialmente a causa de la decisión deliberada de parte del gobierno alemán, de cortar el acceso a fuentes de energía barata, como el gas y petróleo rusos y la de dejarse instrumentalizar por parte de EE.UU. para prestar apoyo financiero y militar al gobierno ucraniano, y en Alemania, apoyo social a los 1,1 millones de refugiados ucranianos registrados, en forma de una atención médica, escolar y de vivienda así como el pago de una renta de ciudadanía gratuitos, en un momento en que la propia población alemana aún sigue luchando contra el impacto económico negativo de la pandemia de coronavirus.
Dado el hecho de que Alemania simplemente no cuenta con propios recursos naturales, commodities, en cantidad suficiente para una industria energéticamente intensiva como la alemana, ha sido el suministro de hidrocarburos rusos, el que durante decenas de años sustentó las industrias alemanas especializadas en la venta de productos acabados de alta calidad, posibilitando costes de producción y precios de venta internacionalmente competitivos de las mercancías de exportación alemana, que a su vez constituyen la base de ingresos y el bienestar del país. Intereses de préstamos desfavorables y la alza de los costos de producción por los precios aumentados de energía y materiales primas causaron además un déficit notable de nuevas inversiones de empresas nacionales y extranjeras y una disminución marcada de la atractividad de Alemania como centro de negocio internacional a mediano y largo plazo.
Las consecuencias sociales resultantes de la economía en contracción, son despedidas, una alta inflación continua, la desvalorización de los bienes y ahorros de la población, el encarecimiento de los productos básicos de los hogares, como los gastos de calefacción y electricidad, así como de los alimentos, recortes en la asistencia social, el deterioro de la situación en educación y atención médica y un aumento de la escasez de vivienda, conduciendo a un creciente empobrecimiento de la clase media, media baja y sobre todo la más vulnerable, produciéndose, respecto de estándards y formas de vida, una cada vez más notable división social entre la mayoría de la población y una capa minoritaria élite previligiada de un 30%, que vive en su propia burbuja distante, desconociendo o ignorando las condiciones y necesidades de la mayor parte de la población, que más sufre y se ve amenazada existencialmente y no representada por el gobierno actual.
El gobierno semáforo trata de amortiguar los efectos socioeconómicos negativos de su política tapando hoyos, concediendo subvenciones y prestando apoyo financiero desde fondos estatales basados en deudas, que los alemanes saben, van a ser recobrados y pagados por la misma población alemana a través de aumentos de impuestos y recortes en los servicios sociales, lo cual finalmente no servirá para consolidar la situación económica, posibilitando el ulterior desarrollo tecnológico y un aumento de la productividad industrial cívica y el BIP. No es sino generar gastos, un creciente endeudamiento de la nación y una mayor actividad de las imprentas de billetes en euros acreditadas por el BCE (Banco Central Europeo).
En Alemania, un tal accionar terco y autodestructivo de parte del propio gobierno no se ha visto desde 1949. Elegido por los votantes alemanes debería representar e imponer los intereses de su país, pero actúa en contra de los intereses de su propio pueblo. Es espeluznante tener que constatar que, con ojo que ve, está debilitando sin disimulo alguno, a la propia nación llevándola a un abismo suicida. La población no lo pudo entender y creer y estuvo tan choqueada que en los primeros meses se quedó en estado de rigidez. Pero el actuar hasta hostil del gobierno contra su pueblo es cada vez más obvio, con el resultado de que la gente de a pie que nunca se interesaba por la política, hoy está tan insatisfecha, que actualmente el 77% de la población alemana se pronuncia en contra de la actual política económica y migratoria realizada por el gobierno semámoforo. Aún golpeada por los acontecimientos e impactos negativos de la pandemia COVID, está aguantando, tratando de sobrellevar la situación, con la esperanza de que haya elecciones anticipadas de las cuales aspira una solución económica favorable, un giro hacia la racionalidad y el profesionalismo económicos, atribuyendo esta capacidad a los partidos de la centroderecha conservadora de la oposición CDU+CSU, los cuales gobernaron el país en el período 2005-2021, con diferentes constelaciones de coaliciones, y que alcanzarían actualmente un 30,6% de los votos a nivel federal.
El actual encuadramiento político oficial y la presión para conformarse, ejercidos por parte del gobierno aún exigen crear un „cortafuegos“ con el partido Alternativa para Alemania AFD de derecha conservadora hasta ultraderecha, difamado de fascistoide por el gobierno y los medios de comunicación, el cual alcanzaría actualmente un 17,7% a nivel nacional. Los CDU+CSU intentarían alcanzar la mayoría con el SPD con un actual 15,6%, tratando de dejar fuera a los Verdes con un 14,8% debido a su actual impopularidad. Según los sondeos actuales, el FDP tendrá problemas para alcanzar la barrera del 5%, requisito indispensable para entrar en el Parlamento nacional (Bundestag). El recién el 08 de enero de 2024 fundado partido socialdemócrata humanista de izquierda Bündnis Sahra Wagenknecht BSW alcanzaría un 5,7%, pero será rechazado como socio de coalición por la CDU+CSU debido a su orientación de izquierdas.
Al centrar la atención a los partidos gubernamentales, es muy notorio, que el Partido de los Verdes, a pesar de que no forman la mayoría de los votos, y es el socialdemócrata Olaf Scholz quien ocupa el cargo dirigente del Canciller Federal, son los Verdes que agarraron la batuta dentro del gobierno. Sorprende como lo logró.
Los Verdes cuentan con un actual, aún 13,7%, equivalente a 6,42 Mio de votos. Dentro del gobierno semáforo ocupan los puestos claves del Ministro Federal de Economía y de Protección del Clima en persona de Robert Habeck y la Ministra de Asuntos Exteriores Annalena Baerbock, ambos sin experiencia profesional en altos cargos. Su clientela electoral de hoy consiste en gran parte de profesionales de mediana edad, con un alto nivel de educación, títulos universitarios, mano de obra universalmente desplegable, con altos ingresos, y también, de electores de edad más joven que siguen al partido porque quieren salvar al mundo de su desaparición. Viven mayoritariamente en los microclimas de los barrios altos de las grandes ciudades, distanciados de los focos sociales problemáticos, con los cuales las demás capas sociales con menores ingresos, urbanas y rurales, se ven enfrentadas.
Son elitistas con lógica propia y apartada, considerando arrogantemente a las personas, que no les siguen en sus estipulaciones y afirmaciones, de contrapartes y adversarios o de „ignorantes, que aún no saben de qué se trata realmente y lo que vale“. Son libertarios universalistas y, por las escuelas internacionales privadas a las cuales muchos de ellos tuvieron acceso exclusivo, indoctrinados del neoliberalismo, infiltrados por varios representantes que fueron formados en centros de educación profesional técnicos estadounidenses, británicos, canadienses etc. de renombre, una parte educada además en centros de la formación política de las élites del mundo (los young leaders, think tanks, ONG etc.). Emanados de un partido verde pacifista hoy son otanista, belicistas y tan ideológizados que se autodefinen como los buenos, correctos, con valores verdaderos, profundamente convencidos de que por su nivel de educación es imposible que cometan errores y cuando terminan sus argumentos contradictorios, meten el garrotazo moralista emocional subjetivo.
Teniendo esta actitud obstinada y porfiada, pensando que son moralmente mejores denigrando a las personas que piensan a la manera distinta son perfectamente manipulables y utilizables, como fue y es el caso desde que llegaron al poder. Con su hibris, su autoimagen de universalistas con própositos nobles y trascendentes pseudoizquierdistas basados en su narrativa de salvar la humanidad del fin del mundo, su negacionismo de la historia y de los contextos y concatenaciones internacionales, y su falta de experiencia en los más altos cargos políticos de responsabilidad no partidista, fueron fácilmente manipulados y utilizados, constituyendo el perfecto botín cómplice para imponer a rajatabla los intereses de las grandes multinacionales occidentales del complejo industrial militar, digital y ecologista estadounidenses y de sus vasallos satélites que los financian desde el extranjero y de los cuales dependen económica y políticamente, poco dispuestos de admitir un error.
En su actitud mesiánica, caracterizada por la falta de patriotismo, se podría llegar a pensar, que apoyaron el complot entre EE.UU. y el gobierno alemán, para dinamitar los pipelines gasísticos Nordstream, que a los Verdes les sirvió formidablemente para justificar la urgente necesidad, sin alternativa alguna, de imponer de inmediato su drástica y radical política idelogizada y moralista de la transformación ecológica precipitada a exclusiva base de fuentes de energía alternativas y por el otro lado excelente para los EE.UU., para crear hechos irreversibles que están a favor de sus intereses económicos metiendo al mismo tiempo la cuña entre Alemania y Rusia.
Ni los Verdes, ni el FDP, ni el canciller Olaf Scholz del SPD en su función de principal responsable político del país, se opusieron categóricamente contra un tal ataque terrorista de Estado boicoteando además hasta hoy todos los intentos para aclarar la autoría de tal acto desestabilizador de la economía alemana. Crearon un círculo de secretismo que está abierto al chantaje. La base del espiral para la posterior escalación contra Rusia estaba creada. Ya no había camino hacia atrás. A partir de este momento EE.UU. tenían a todo el gobierno alemán, su fatal cómplice, en sus manos, pudiendo extorsionar y obligarlo a hacer lo que dictan. Empiezan con las masivas sanciones económicas y financieras contra Rusia que no solo no cunden sino que funcionan en su contra. Pasan después al belicismo abierto, destruyendo la competencia económica que ya había emanada de la Unión Europea, con su locomotora Alemania, a base de la alianza económica fructífera entre Alemania y Rusia, pero no tolerada por el hegemón EE.UU. y Gran Bretaña, e envidiada por Francia y Polonia, que dentro de Europa pelean por su propia primacía económica y militar respectivamente. Cumplen con que George Friedmann ya constató el 04 de febrero 2015 en el Chicago Council de que Rusia y Alemania son socios genuinos, unidos van a ser una real competencia para EE.UU., lo cual hay que evitar, cueste lo que cueste, siendo en este contexto los Verdes fanáticos los más beneficiados, como revela su ministro federal de Economía y de protección del Clima Robert Habeck hace poco anunciando alegremente „que se habían cumplido los objetivos de protección del clima del año pasado, porque la producción industrial se había desplomado“.
Estas declaraciones absurdas y el estilo de liderazgo visiblemente caótico y totalmente dependiente del dictado estadounidense están provocando que un sector cada vez más amplio de la población se muestre escéptico, oponente incluso hostil hacia el gobierno liberándose del estado de psicosis masiva al que se han visto abocados por culpa de las incalificables malas políticas gubernamentales.
La reacción del gobierno es la guerra mediática contra su propia población, respaldada por los medios de comunicación masiva controlados por el gobierno y los lobbyistas, cabilderos, que actuan como portavoz y cuarto pilar del poder. Están infundiendo un miedo artificial a una situación de guerra inminente con Rusia, puesta en escena con con la maniobra militar de la OTAN Steadfast Defender 2024, que se realiza del 22.01.-31.05.2024 justamente en las fronteras con Rusia, con fines del marketing, para crear una mayor disposición para la guerra de los alemanes, una mayor capacidad marcial (Kriegstüchtigkeit) del ejército alemán Deutsche Bundeswehr y para justificar el aumento del gasto en armamento previsto, alimentando además una rusofobia loca e irracional demonizando a la persona de Wladimir Putin. Además imponen amplias restricciones de los derechos cívicos, con prohibiciones de expresión, reunión y prensa libres, corte de emisoras alternativas, censura de plataformas de internet reforzada a través las nuevas normas estipuladas en el Digital Service Act contra la „desinformación“, la criminalización, difamación, tergiversación, juicios por motivos políticos y la congelación de cuentas bancarias de los críticos y opositores de la política del gobierno, que ya está adoptando rasgos totalitarios.
La constelación gubernamental débil y desunida y la falta de personalidades de liderazgo en 2021 fue una perfecta coincidencia, la que EE.UU. estuvo esperando hace años, habiendo preparado ya el terreno en Ucrania con el Golpe de Estado en 2014, poniendo de títere a Zelensky como jefe de Estado, un psicópata que aterroriza y mata a su propia población ucraniana rusoparlante, sobre todo en las regiones de Donezk y Luhansk, además dotando al ejercito ucraniano de armas y formación militar para provocar la agudización del conflicto entre la OTAN y Rusia, el oponente a su hegemonía supremacista mundial, poniendo en marcha su siniestro plan de una guerra civil entre pueblos hermanos, cumpliendo de tal manera con el plan estratégico de Zbigniew Brzezinski, Ex Consejero de Seguridad Nacional, Consejo Consultivo Internacional del Atlantic Council, que estipuló el plan estratégico práctico con la fórmula de utilizar Ucrania como proxy, punta de lanza y carne de cañon contra Rusia.
Mientras más fuerza demuestra Rusia con sus logros en Ucrania y con el aumento de la cantidad de los miembros BRICS+ y su resultante influencia en el intercambio comercial y sistema financiero internacionales, mientras más carisma y atracción va a tener y ganar en Africa, los países del Mundo Sur y del Medio Oriente, el mundo oprimido, chantajeado y atacado por EE.UU. y sus países sátélites, más rabia le causará a EE.UU. y a sus vasallos belicistas, más siniestros e infames van a ser las medidas y provocaciones contra Rusia. No pueden terminar con sus ataques, por tanto odio ya esquizofrénicos, porque está en peligro el colapso de todo su sistema. Es el puro miedo a perderlo todo lo que les hace actuar de forma tan agresiva y asquerosa.
EE.UU. cometieron un error garrafal con su intento voraz y su espíritu colonial de sumpremacía de expander la OTAN a Ucrania, sabiendo y calculando que Rusia no puede y no lo iba a tolerar, empezando con su intervención militar a Ucrania en febrero 2022. Los yanquis solo atacan a débiles, inferiores a ellos, cuando están seguros que van a ganar dinero, abusando de proxies, pues la historia muestra que solo no ganan guerras fuera de su territorio. Todo es solo negocio para ellos, mientras que los países involucrados luchan por su existencia. Empezaron su historia ya así ocupando y robando territorios que no fueron de ellos y siguen hasta hoy así, imponiéndose a la fuerza, con agresividad y amenaza, reglas que ponen ellos a su gusto, teniendo ninguna cultura propia ni sabiduría ancestral de siglos de años, mostrando una mentalidad infantil prepotente, de solo media inteligencia, no conocen ni se interesan por otras culturas.
Ahora en el transcurso de la confrontación de Ucrania con Rusia se evidencia que han hecho mal su cálculo. Acostumbrados a que tenga efecto su política exterior de sanciones aplicadas a todos los países que se oponen al subyugo de ellos, se ven confrontados a que ahora pasa lo contrario. Su seguridad de que en conjunto con los países de la OTAN van a debilitar a Rusia, su inicial certeza absoluta de victoria, se volvió en consternación cuando no cunden todas las sanciones, lo cual se convirtió en desesperación y ahora ya en furia, de tal manera que ya no tienen otra medida que meter cada vez más países vasallos y recursos en su pelea enloquecida contra Rusia, sabiendo que si Rusia por si solo gana la guerra contra toda la OTAN, y se nota que justamente esto está pasando, el peligro de que Biden no gane las próximas elecciones estadounidense es un problema menor. La guerra provocada por el peligro existencial de Rusia en su ulterior transcurso se convirtió en la guerra existencial de EE.UU., la OTAN y toda la EU, pues al ganar Rusia pierde su hegemonía unipolar, su narrativa de policía del mundo que vela por la paz y de protector del órden y la seguridad en los países Occidentales de Europa y en el mundo, su política del dolar-petrodolar, no respaldada, como recurso financiero utilizada para chantajear y coercer a los países del mundo pierde su base, su superioridad autoproclamada ya no se evidencia por los hechos reales y ya no cunde en los otros países de Africa, del Medio Oriente y de America Latina viendo Rusia como un ejemplo exitoso para luchar y defender por su propia soberanía, formando una alianza cada vez más potente, los BRICS plus.
EE.UU., Alemania, EU y todos los países satélites lo están viendo y ya no saben como parar a los espíritus que llamaron. No les queda otra que dar con todo contra Rusia para no terminar ellos mismos.
Y Alemania, en especial, por el momento sigue siendo un país ocupado, dependiente total, que nunca pudo firmar el acuerdo de paz entre su nación y su „amigo“ EE.UU.