(360Noticias) El presidente estadounidense Donald Trump ha anunciado la imposición de un arancel del 25 % a los países que compren petróleo y gas a Venezuela, justificando la medida con la supuesta existencia de un plan del gobierno de Nicolás Maduro para enviar criminales peligrosos a Estados Unidos. Esta afirmación, carente de pruebas verificables, se suma a una larga lista de desinformaciones utilizadas por Washington para justificar agresiones económicas y políticas contra el país caribeño.
No es la primera vez que se intenta vincular a Venezuela con actividades criminales sin presentar evidencia concreta. Desde la administración de Barack Obama, cuando se declaró a Venezuela como una “amenaza inusual y extraordinaria”, hasta la era Trump, se ha insistido en construir una imagen de Venezuela como un Estado peligroso.
Sin embargo, los informes de organismos internacionales contradicen estas acusaciones. No hay pruebas de un supuesto “envío de criminales” desde Venezuela a EE.UU., y los propios datos migratorios estadounidenses no reflejan un aumento significativo de personas con antecedentes penales provenientes del país sudamericano. En cambio, lo que sí existe es una campaña de desinformación para justificar la asfixia económica contra la economía venezolana y castigar a los países que mantengan relaciones comerciales con Caracas.
El anuncio de este arancel del 25 % tiene dos objetivos claros. Primero, aumentar la presión sobre la economía venezolana, afectando sus exportaciones energéticas. Segundo, intimidar a terceros países para que no establezcan relaciones comerciales con Venezuela, replicando el modelo de sanciones secundarias que EE.UU. ha aplicado en otros contextos, como contra Irán y Rusia.
En este contexto, resulta significativo el uso de una fecha simbólica para Trump: el “2 de abril, Día de la Liberación en EE.UU.”, una referencia que busca dotar de una carga ideológica su medida proteccionista, presentándola como un acto de “defensa de la libertad”. Esta retórica es parte del discurso imperialista estadounidense, que ha sido utilizado históricamente para justificar intervenciones y bloqueos contra países soberanos.