La imagen de Netanyahu no solo mostró un mapa: mostró una ambición. Y ante la ambición sionista, la única respuesta posible es la organización popular y la defensa de la Soberanía.
(30Noticias) La reciente difusión de una imagen del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu analizando un mapa que incluye la Patagonia argentina y chilena desde una sala de crisis en Tel Aviv, ha encendido nuevamente las alarmas sobre una antigua y polémica teoría: el Plan Andinia, un proyecto sionista de colonización del sur del continente americano.
En plena escalada militar entre Irán e Israel, el gesto de Netanyahu, captado junto a altos mandos militares y con un mapa del extremo sur de América sobre la mesa, no puede ser interpretado como casual. Aunque no hubo declaraciones oficiales que expliquen la presencia de dicho mapa, el simbolismo es potente y perturbador, especialmente para quienes llevan años alertando sobre la proyección geoestratégica del sionismo más allá de Medio Oriente.
¿Qué es el Plan Andinia?
El llamado Plan Andinia es una teoría que circula desde mediados del siglo XX y que denuncia la intención del sionismo internacional —con apoyo de ciertos sectores de poder en Occidente— de establecer un enclave territorial en la Patagonia, aprovechando su baja densidad poblacional, su aislamiento geográfico y, sobre todo, su inmensa riqueza en agua dulce, minerales, hidrocarburos y biodiversidad.
Si bien las autoridades israelíes han negado sistemáticamente cualquier vinculación con esta idea, el contexto actual y ciertos movimientos diplomáticos recientes le han devuelto vigencia.
La Patagonia se ha convertido en los últimos años en un foco de interés para corporaciones internacionales y fondos de inversión, muchos de ellos ligados a grupos sionistas y de capital israelí. Grandes extensiones de tierra han sido adquiridas por magnates vinculados directa o indirectamente a redes financieras con sedes en Tel Aviv o Nueva York. Las denuncias sobre prácticas de despojo territorial, desplazamiento de comunidades originarias y control de fuentes de agua abundan.
Según la Corporación Justicia & Dignidad, organización de derechos humanos con sede en Buenos Aires, “la foto de Netanyahu no era un simple papel sobre la mesa: era el viejo fantasma de un proyecto de colonización geopolítica. No es paranoia, es geoestrategia en estado puro”.
Milei, Israel y el sur entregado
El presidente argentino Javier Milei ha sido un actor clave en este nuevo escenario. Su alineamiento incondicional con el Estado de Israel se ha traducido en la firma de acuerdos de cooperación militar, inteligencia y migración, muchos de los cuales han sido criticados por ceder soberanía en áreas estratégicas, especialmente en el sur.
Organismos de defensa de los recursos naturales, como la Asamblea Patagónica por la Soberanía, han advertido que los convenios suscritos con Israel permiten el establecimiento de bases de observación y despliegue de tecnología militar en zonas sensibles del país. A esto se suma la alarmante concesión de permisos para proyectos de extracción minera y explotación energética a empresas con capital israelí.
El presidente Milei ha declarado abiertamente su “admiración” por Netanyahu y ha señalado que considera a Israel “el modelo a seguir en seguridad y desarrollo”. Pero sectores críticos sostienen que esa admiración se traduce en una renuncia explícita a la defensa del territorio nacional y una claudicación ante intereses externos.
La defensa del sur es una cuestión de soberanía
En momentos donde los pueblos latinoamericanos enfrentan un nuevo ciclo de recolonización bajo formas más sofisticadas —desde tratados comerciales hasta ocupaciones territoriales encubiertas—, la defensa de la Patagonia se convierte en una causa central de soberanía.
Denunciar el avance del sionismo en la región no es antisemitismo, como algunos pretenden reducir el debate, sino una advertencia legítima frente a una agenda de expansión geoestratégica y control territorial que pone en riesgo el futuro de nuestros pueblos.