(360Noticias) En las calles de Buenos Aires, la esperanza de “Viva la libertad carajo” proclamada por los seguidores de Javier Gerardo Milei se desvanece, dejando tras de sí una estela de desesperación y necesidad. La promesa de un cambio radical en la dirección del país ha resultado en una cruda realidad: argentinos de todas las edades y géneros se ven obligados a rebuscar entre la basura en busca de sobras de comida para sobrevivir.
La situación ya era preocupante debido a la creciente inflación que asolaba al país, pero con la asunción de Milei a la presidencia, la crisis tomó un giro más acentuado. Su política de fuerte amputación del Estado y desmantelamiento de la protección social ha dejado a la población en una situación desesperada.
Entre las medidas más impactantes, se destaca la reducción de subsidios en los precios de los carburantes y el transporte, la suspensión de transferencias discrecionales a gobiernos territoriales, la devaluación del 50% de la moneda nacional –lo que implica un empobrecimiento significativo de los argentinos–, la suspensión de toda obra pública, el recorte de ministerios y secretarías, y la suspensión de la publicidad gubernamental, entre otros ajustes.
Lo que ha sorprendido a muchos de los votantes de Milei es la contradicción entre sus promesas de campaña y las medidas implementadas. Durante la carrera electoral, el ahora presidente aseguraba que no aumentaría los impuestos y minimizaría los existentes, presentándolo como la base fundamental de su programa y su ideología. Sin embargo, la realidad ha demostrado lo contrario: tres impuestos esenciales han experimentado un incremento significativo.