Ramiro Barreiro
Sao Bernardo do Campo (Sputnik).- El expresidente brasileño, Luiz Inãcio Lula da Silva (2003-2011), ha vuelto a São Bernardo do Campo, un municipio fabril a media hora del centro de Sao Paulo. Y siempre que eso ocurre, la realidad del país se transforma.
El candidato a presidente por el Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) votó en la segunda vuelta electoral y, antes de recluirse a la espera del recuento de votos, saludó a cientos de personas que lo esperaron como a una estrella de rock.
“Lula, ¿dónde estás? Vine aquí solo para verte”, cantó bajo un intenso sol la masa que lo acompañó y duplicó el aforo del 2 de octubre, cuando votó en la primera vuelta.
Sudado, cansado, pero con la emoción en el rostro, el exmetalúrgico saludó a todos los que pudo, alzó a niños y se tomó selfies al calor del amor de sus seguidores. “Lula, guerrero, del pueblo brasileño”, se escuchó como grito de guerra.
Los millones de seguidores que tiene el exmandatario han sido una garantía en cada presentación pública de una campaña que se caracterizó por su violencia, con agresiones de ambos lados que, incluso, protagonizaron dirigentes de ambos partidos.
En la víspera, la diputada bolsonarista Carla Zambelli corrió a un simpatizante de Lula apuntándolo con su arma de fuego porque supuestamente éste le había empujado; un episodio que sirvió de símbolo de lo que fue el proceso electoral iniciado el 15 de agosto.
El candidato sabe que su victoria no es una más, mucho menos luego de su encarcelamiento, que duró más de 500 días. La vuelta al Palacio de Planalto (sede del Gobierno) lo coronaría como uno de los líderes políticos más votados de la historia de la humanidad y sentaría la bases del “lulismo” como una más de las corrientes de masas características de la política latinoamericana.
LULA PADRE, LULA HIJO
Entre la gente que acompañó a Lula estuvo Moisés Selerges, presidente del Sindicato de Metalúrgicos ABC, que cubre la populosa zona comprendida por Sao Bernardo do Campo, Diadema y Sao Caetano, un universo de 40.000 afiliados, pero que supo tener más de 68.000 en el pico productivo de 2011.
Es en ese lugar donde Lula se hizo fuerte, es ahí donde lanzó sus candidaturas presidenciales. Allí estaba cuando decidió entregarse a la justicia y ahí fue por primera vez cuando fue liberado, en una jornada que quedó marcada por una de sus fotografías más míticas, en hombros de una marea roja de personas que, literalmente, le sostuvo mientras saludaba a quienes se encontraban en el lugar.
Al sindicato ABC fue el jueves siguiente a imponerse en la primera vuelta para organizar las caminatas que entregaron las imágenes más poderosas de su campaña. Ese día habló con algunos trabajadores y recargó energías.
“Todo lo que pasa de alguna forma en nuestro país pasó por Sao Bernardo y por el sindicato”, asegura Selerges a la Agencia Sputnik. “Este es un suelo sagrado para la clase trabajadora de nuestro país”, agrega.
Y sobre Lula, su amigo personal, afirma: “Sao Bernardo es el inicio de su vida y de su carrera política, es aquí donde nació el PT, es aquí donde nació la Central Única de Trabajadores (CUT), la quinta central sindical del mundo. Sao Bernardo es representativo para el país y para América Latina”.
“Hubo momentos en que Lula fue nuestro padre y momentos donde fue nuestro hijo, hoy es nuestro hijo y cuando sea presidente va a ser nuestro padre”, completa.
El dirigente asegura que la posible victoria de Lula no sería solo para los brasileños sino para toda América Latina y el mundo. “Faltan líderes mundiales”, asegura.
La última imagen del exmetalúrgico antes de irse de su pago (no tan) chico lo mostró victorioso, con medio cuerpo fuera del techo corredizo del auto que lo sacó de allí y una bandera de Brasil desplegada de brazo a brazo, justo cuando pasó por la casa donde vivió y donde en 1990, cuando era un joven dirigente gremial, recibió entre otros al mismísimo Fidel Castro.