Roberto Ávila (Abogado DDHH)
En las últimas elecciones los resultados electorales de la izquierda institucional fueron paupérrimos a pesar de estar en el gobierno, en muchos municipios, en el parlamento y de no ser objeto de represión como ha ocurrido tantas veces la historia de Chile.
La crisis política de la izquierda entonces es muy profunda, se está produciendo el término de un ciclo histórico. Hay quienes en el sector perciben esto y creen que basta simplemente con el reagrupamiento de los pequeños partidos e instalar una nueva marca. Esto es ver la política como negocio, como emprendimiento.
Creo que esta perspectiva siendo correcta en cuanto percibe el agotamiento y la crisis, es muy errónea en cuanto se da una respuesta orgánica a un problema que es esencialmente político
La izquierda se debilita cuando deja de tener objetivo transformadores en la sociedad y se reduce a tareas de administración del sistema capitalista y cuya única oferta social son: empleos para sus militantes y asistencialismo para los pobres y los trabajadores.
Una propuesta tan modesta, de tan corto alcance la puede formular cualquiera, es así es como históricamente se ha abierto paso al fascismo, eso empieza a ocurrir manifiestamente en Chile.
La izquierda debe promover e impulsar el cambio social, que es instalar una sociedad donde el trabajo, la solidaridad y la democracia sean los ejes fundamentales.
Pero pero no ocurre así y la izquierda ha pasado a ser parte de la casta política, se beneficia con los mendrugos que recibe a cambio de esto, pero se niega a sí misma como sujeto histórico
Si la izquierda quiere salir de la crisis a la que está entrando, debe volver a ser una fuerza de cambio, para ello necesita primero formular un proyecto nacional de desarrollo para el país que contemple:
1.- La industrialización y la recuperación de sus riquezas básicas el cobre el litio, la pesca y la madera.
2.- Se necesita una transformación profunda en la educación, que ponga el país en el sentido de su desarrollo, que retome los valores de la honestidad, no de la competencia salvaje y a veces hasta delictual entre los seres humanos, que reivindique nuestra historia y sus inmensos logros.
3.- Hay que promover la creación de ciudadanos cultos.
En un momento podíamos decir que teníamos la clase trabajadora con mayor conciencia de América Latina, que nuestro sistema político en su riqueza y fortaleza se encontraba muy por sobre el desarrollo de nuestra estructura económica. Todo esto es ya pasado.
Se necesita una política distinta respecto de los medios de comunicación, hacer que el Ministerio de cultura funcione para todos los chilenos y no para una camarilla.
En nuestro país hasta los parlamentarios tienen problemas para el uso del castellano: la situación casi no puede ser peor.
4.- Se necesita crear una concepción del hombre y la sociedad que haga síntesis.
Desde la fragmentación y la diversidad solo surge la dispersión. Es profundamente erróneo promover la diversidad.
Cumplir el deber, todos sabemos que es el deber: en la política en los negocios, en el trabajo, en la familia, en el barrio y en la vida
Difícilmente la izquierda saldrá de su crisis por esfuerzos de la izquierda institucional, de la que apegada al Estado y su inmenso aparataje que le da tantos empleos.
Esa izquierda ya quedó anquilosada, adquirió una forma de ser, de existir que ya no puede abandonar.
Los jóvenes idealistas no van hoy día a los partidos y si lo hacen desertan muy pronto.
La tarea de la reconstrucción de la izquierda y de la formulación de un proyecto Político Nacional y de alcance histórico, está entonces en la izquierda que está afuera de la institucionalidad, que tiene sus raíces en la sociedad civil, en los trabajadores, en los barrios populares, en los intelectuales y en la cultura.
Esta izquierda ha recibido un guiño gigantesco desde la sociedad; 2 millones y medio de votos, es decir, 10 veces más que la mayor de las abstenciones existentes en elecciones anteriores, rechazaron al sistema político en su conjunto.
Hay allí entonces un inmenso campo para instalar una nueva fuerza política de izquierda, si esto no se hiciere, el fascismo volverá por sus fueros.
Esto no es una exageración en Chile del siglo XX el fascismo tuvo dos momentos muy significativos, como fueron el primer gobierno de Carlos Ibáñez y la dictadura de Pinochet, la historia se repite decía Hegel.
No sería tan “nueva” si está en esta fuerza de izquierda Roberto Ávila Toledo. Este caballero sacó un video en 2021 declarando tener el número de Alvaro Elizalde; lo habría llamado para que que se preocupara del caso de Carlos Lorca y Exequiel Ponce. Cualquier nueva fuerza de izquierda que incluya a Roberto Ávila Toledo sería maquineada por el PS patronal, burgués neoliberal y narco
No creo que Roberto Ávila sea maquinador, por lo menos le he escuchado su discurso y lo veo desde hace tiempo alejado y desilusionado de los partidos de izquierda que representan primero los intereses de sus partidos o personales, antes que los del pueblo. Muchos pensamos igual, el pueblo piensa igual, porque sus representantes en el parlamento, no representan a sus mandantes, el pueblo que los eligió
Ya debemos pensar que las “propuestas” aún ancladas en la misma terminología “izquierda, izquierdosante de los izquierdistas..” deberá pasar este riguroso filtro personal, y observar humildemente el mundo entero. El sistema… los nombres.?
Vamos por todo, con inteligencia humana y también la artificial.! Y de una buena vez.!
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