por Teófilo Briceño, Centro de Estudios Francisco Bilbao
Es evidente la crisis política, social e incluso ideológica en la izquierda revolucionaria chilena.
Las opciones políticas principales de la llamada “izquierda”: “Centro Izquierda” y el “guasonismo individualista” (1) tienen un enemigo en común: Vladimir Ilich Lenin.
Una, mucho más próxima a la socialdemocracia y con el nombre electoral de “centro izquierda”, presenta una oferta de cambios con gobernanza, entendida esta como estabilidad, mientras que la otra, el “guasonismo individualista”, preso de una moralina (pura imagen) y enemigo de una centralidad orgánica, presenta a la venganza como solución social.
Tanto la “centro izquierda” como el “guasonismo individualista” tienen como rival ideológico a buena parte de aparato conceptual del llamado leninismo y en especial al propio Lenin.
El actual domicilio político llamado “centro izquierda” tiene como tesis principal, no explicita, que es posible hacer una mejor administración del modelo, pero sin reformas que pongan en riesgo su arista fundamental, la propiedad privada e individual. Propone esta centro izquierda cambios graduales que nos conducirían a otros cambios, hasta que, por fin, después de tantos cambios pequeños, surgiría un verdadero cambio cualitativo. Es decir, las tesis socialdemócratas tradicionales. (2)
Sería eso sí un camino de decenas o de cientos de años, aunque incluso con esa gradualidad casi geológica estaría por verse si las transnacionales o los grandes grupos económicos que en este transitar ven asegurados sus intereses, como las AFPs, al final del espinoso sendero estarían de acuerdo con cambios realmente cualitativos. Lo cierto y que hasta ahora sabemos es que recurren a todas las formas de lucha para impedir que ello suceda, golpes de por medio de ser necesario.
El camino de la centro izquierda está marcado por el voto ligt (volátil), como forma única del tránsito civilizado y excluye explícitamente revueltas sociales como la del 2019. Las ideas de Lenin en ese camino (ruptura, revolución, uso de todas las formas de lucha, etc) resultan una provocación, un verdadero exceso que atenta contra la necesaria gobernanza, léase democracia formal, la tan mentada y sacralizada “institucionalidad”.
En cambio, el “guasonismo individualista” que se manifestó en la revuelta social del 2019 y continua en algunas actividades, es una expresión política oculta – latente y por ahora minoritaria pese al optimismo revolucionario de varios. Es un efecto producido por el sistema neoliberal, mezcla rara de la injusticia reinante y el individualismo implantado.
Es la protesta ante una vida cruel e injusta y el clamor de venganza, pero sin la aspiración de un nuevo sistema, de un nuevo orden social colectivo. Son los gritos de enfermos mentales (me incluyo) ante una vida sin sentido. Se hace desde un yo profundamente dañado y se disfraza de una moralina retorica, con una justificación de víctima, que en parte tiene razón.
Esta expresión política, quizás inconscientemente, también tiene como enemigo ideológico a Lenin, seguramente sin conocerlo, pero está en contra de cualquier centralidad, de un nuevo orden social al cual ya visualizan como una opresión distinta, pero dominación al fin. Hay ciertas expresiones anarquistas, no todas, afines al guasonismo, que ven toda centralidad como opresión.
La pequeña franja de la izquierda revolucionaria que queda (algunas decenas de miles de chilenos y chilenas), que se ha expresado en protestas, incluyendo la revuelta del 2019, en votos por algunos candidatos minoritarios o simplemente en votos nulos o abstenciones electorales, se ve tensionada, tironeada por algunas de las expresiones adversarias de Lenin.
El motivo principal de este momento tan difícil para los revolucionarios y el auge de estas visiones capitalistas o funcionales al sistema es la no existencia creíble de una expresión política revolucionaria que exprese lo bueno de lo construido por el proceso de la Unidad Popular y también la rebelión popular, expresada en los años 80.
Lenin, vuelve a ser necesario, no para imitarlo, no para copiar su “Qué hacer” de la Rusia soviética, es cierto lo que dice el gran José Carlos Mariátegui, “ni calco, ni copia, creación heroica”.
Hay que formar de manera unitaria centralidades sociales, sindicales, políticas, pero con un enfoque clasista, pues a partir de esas centralidades se podrán construir alianzas fructíferas de diferente tipo.
Para la formación de la fuerza del pueblo y en especial de las y los trabajadores, Lenin, nos sigue ofreciendo un andamiaje conceptual, tablas categoriales útiles y necesarias: “eslabón más débil”, “correlación de fuerzas”, “independencia de clase”, “tácticas flexibles”, “todas las formas de luchas”, “alianzas” y muchas otras que también se pueden leer en otros políticos o en genios militares, como que “enemigo de tu enemigo, puede ser tu amigo”, en ciertas circunstancias. (3)
Lenin es necesario, pero no suficiente, hay cambios de época sobre los que hay que dar cuenta, como las nuevas tecnologías, la crisis medioambiental y sobre todo cómo integramos al proyecto revolucionario anticapitalista saberes de los pueblos originarios que enriquecen y potencian el marxismo, así como lo consideró en su momento Mariátegui y muchas luchas nuestro americanas.
El Qué hacer y un análisis, incluso con niveles de superficialidad, muestran la validez de muchos de los postulados políticos prácticos, de Lenin, sobré todo para aquellos que seguimos pensando o soñando con una revolución social que abra paso a una sociedad post capitalista y que instaure el comunismo, una sociedad sin clases sociales.
Aún tenemos sueños revolucionarios y ellos son posibles.
Julio, 2019, desde el corazón del neoliberalismo.
- (1) Nombre ficticio, usado en esta columna, que hace referencia a la cinta Jocker 1 dirigida por Todd Phillips. La historia sigue de cerca la vida de Arthur Fleck (Joaquin Phoenix), un hombre con problemas psiquiátricos que vivirá una serie de acontecimientos que le harán convertirse en uno de los grandes villanos de DC Comics. El Jocker, se vuelve “villano”, tiene múltiples razones para hacerlo, quiere venganza ante tanto sufrimiento, pero no aspira a un nuevo orden, un nuevo sistema basado en la justicia social, el desorden es método y fin al mismo tiempo.
- (2) Jara, mérito socialdemócrata y la excepción que desafía la regla
- (3) No es solo un refrán: la física confirma que el enemigo de tu enemigo es tu amigo