por Jorge Gálvez (Coordinador Nacional de la Izquierda Soberanistas de Chile)
A pesar de dos años de ofensiva militar, miles de bombas lanzadas, el bloqueo total de suministros básicos y un plan sistemático de destrucción masiva, Israel no ha logrado vencer a la resistencia palestina. El sionismo ha sembrado muerte y ruinas, pero no ha podido conquistar Gaza ni quebrar la voluntad de un pueblo que se mantiene firme en medio del genocidio.
Veinticuatro meses después de iniciar uno de los ataques más cruentos del siglo XXI, Israel no ha alcanzado ninguno de sus objetivos estratégicos: no eliminó a Hamás, no logró expulsar a la población palestina y no consiguió controlar efectivamente el territorio. Gaza ha sido arrasada, pero no conquistada.
Ante esta debacle, Donald Trump se vio obligado a intervenir para intentar contener la derrota militar, política, social y cultural del sionismo. Sin embargo, su maniobra llegó tarde. La indignación mundial ante el genocidio desatado por Israel generó un rechazo sin precedentes: pueblos, gobiernos y organizaciones de todo el planeta se alzaron contra la barbarie. Así, Israel no solo ha sido derrotado en Gaza, sino que ha sufrido una derrota estratégica en su relato histórico de “víctima”. Hoy queda marcado ante la comunidad internacional como uno de los mayores responsables de crímenes de lesa humanidad de nuestro tiempo.
Un genocidio sin victoria
Las bombas israelíes redujeron a escombros barrios enteros, hospitales, escuelas, templos, cementerios y mercados. Familias completas desaparecieron en segundos bajo el fuego de artillería y los ataques aéreos. Lo que Israel no consiguió en el campo de batalla, intentó lograr mediante el exterminio masivo de civiles.
Según el Ministerio de Salud de Gaza, los ataques han dejado más de 67.000 muertos, entre ellos más de 20.000 niños, y 170.000 heridos, muchos con secuelas irreversibles.
Entre las víctimas también se cuentan 1.700 trabajadores sanitarios, 560 humanitarios, 250 periodistas y más de 100 rescatistas. Miles de cuerpos continúan desaparecidos bajo las ruinas.
Investigaciones independientes advierten que la cifra real de muertos podría superar las 200.000 personas, un dato que incluso fue reconocido en septiembre de 2025 por el jefe del ejército israelí, Herzi Halevi.
Fracaso militar y resistencia palestina
Pese a la brutalidad de su ofensiva, Israel no ha logrado quebrar la resistencia palestina. Hamás no ha sido eliminado, mantiene presencia territorial y capacidad operativa. La población no ha sido expulsada, más de 2 millones de palestinos siguen en la Franja, resistiendo. No existe control efectivo, Israel ocupa zonas fragmentadas y enfrenta ataques y emboscadas constantes.
Incluso mandos militares israelíes reconocen la dificultad de sostener el control sobre Gaza. La estrategia de exterminio no logró sus fines militares ni políticos.
Gaza es hoy un territorio devastado, con miles de muertos y millones de vidas marcadas por el horror. Pero también es un símbolo de resistencia popular, un pueblo que, a pesar de la destrucción, se niega a desaparecer.
Israel ha ganado en destrucción, pero ha perdido la guerra. El sionismo no ha conseguido la victoria que prometió. Gaza, aunque herida y arrasada, no ha sido conquistada.
El genocidio no trajo la victoria militar que buscaban: la resistencia palestina venció, sigue en pie.
Hamás: “No entregaremos las armas”
En este contexto, el portavoz de Hamás, Walid Kilani, declaró a Sputnik que la entrega de armas solo será posible cuando se haya creado un Estado palestino de pleno derecho, con capacidad de decisión y un Ejército nacional capaz de defender a su pueblo.
“El alto el fuego no implica la entrega de armas”, subrayó Kilani, quien también señaló que la cuestión de la gestión de la Franja de Gaza debe ser resuelta por todo el pueblo palestino, no solo por Hamás.
Sobre el plan de Donald Trump, afirmó que la prioridad es el alto el fuego en Gaza, y que los detalles políticos pueden discutirse posteriormente. Kilani también advirtió que no se puede confiar en las “garantías” ofrecidas por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, sobre cualquier acuerdo de tregua.
Con esta declaración, Hamás reafirma que la resistencia no será desarmada mientras no exista soberanía palestina real. El fracaso militar de Israel, sumado a la presión internacional, deja al sionismo aislado y sin capacidad de imponer unilateralmente su proyecto colonial en Gaza.