(360Noticias) La Sábana Santa de Turín, un lienzo de lino de 4,2 metros con la imagen de un hombre crucificado, ha sido durante siglos una de las reliquias más veneradas y, al mismo tiempo, más cuestionadas del cristianismo. Para algunos, representó la prueba material de la resurrección de Jesús; para otros, no pasa de ser una obra medieval elaborada para alimentar la devoción popular y, con ella, las arcas de la Iglesia.
A lo largo de la historia, múltiples investigaciones científicas han desmentido su autenticidad. La prueba de carbono 14 realizada en 1988 por tres laboratorios independientes dató la tela entre los años 1260 y 1390, situándola de lleno en la Edad Media. Además, estudios sobre la complejidad del tejido indican que su manufactura no pudo haberse producido antes del siglo XIII.
El hallazgo de Nicole Oresme
Un nuevo estudio, publicado en el Journal of Medieval History, aporta un elemento decisivo: escritos inéditos del filósofo francés Nicole Oresme, fechados hacia 1370, en los que se afirma que el Santo Sudario era una falsificación fabricada con fines eclesiásticos. El texto forma parte de la colección Problemata, redactada entre 1355 y 1382.
El investigador Nicolas Sarzeaud, de la Universidad Católica de Lovaina, fue quien identificó la referencia en los escritos de Oresme. Según explica, este testimonio no solo anticipa en casi dos décadas las denuncias de Pierre d’Arcis, obispo de Troyes, sino que confirma que el escepticismo sobre el Sudario existió desde su primera aparición en la región de Champaña, hacia 1355.
Oresme, consejero real y una de las mentes más lúcidas de su tiempo, fue explícito: muchos clérigos engañaban con reliquias falsas para obtener ofrendas, y citó como ejemplo el Sudario. Su advertencia antecedió en años a las acusaciones documentadas por la jerarquía eclesiástica.
Una historia de fraudes y devoción
Ya en 1389, el obispo d’Arcis escribió al papa denunciando que la tela era “obra de un artista” y no un milagro. Décadas antes, su predecesor Henri de Poitiers había declarado lo mismo tras conocer al supuesto autor de la imagen. Sin embargo, pese a estas advertencias, la Iglesia permitió su exhibición con la condición de que se presentara como “representación” del verdadero sudario de Cristo.
Con el paso de los siglos, el lienzo viajó hasta Turín en 1578, donde permanece hasta hoy en la Catedral de San Juan Bautista.
Ciencia contra mito
La datación radiocarbónica, los análisis textiles y estudios recientes con modelado 3D, que apuntan a que la imagen pudo provenir de una estatua y no de un cuerpo humano, refuerzan la tesis del fraude medieval. “En mi opinión, ya tenemos suficiente información como para haber zanjado el debate hace mucho tiempo”, afirma el historiador Andrea Nicolotti, autor de The Shroud of Turin: The History and Legends of the World’s Most Famous Relic (2019). Lo cierto es que la evidencia histórica y científica apunta en una sola dirección: la Sábana Santa es, con toda probabilidad, un producto medieval.