(360Noticias) En una señal inequívoca de su giro hacia posiciones liberales, el Partido Comunista de Chile ha escogido a la exministra del Trabajo, Jeannette Jara, como su carta presidencial para las elecciones de 2025. Con esta decisión abandona toda pretensión de encabezar un proyecto popular y transformador, que impulsaba Daniel Jadue, para limitarse a una mera administración del modelo neoliberal que durante décadas ha perjudicado a las grandes mayorías del país.
Durante su paso por el gobierno de Gabriel Boric, Jeannette Jara se consolidó como una figura clave del oficialismo, destacándose por su disposición a consolidar las estructuras heredadas del modelo neoliberal. Su papel en la reforma a las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) fue elocuente: lejos de avanzar hacia una transformación estructural del sistema previsional, Jara promovió una fórmula que, en los hechos, significó la entrega de más recursos a las propias AFP y a los grandes capitales financieros. El supuesto “nuevo pacto previsional” no hizo más que blindar el negocio previsional privado, disfrazándolo con una retórica progresista sin contenido real.
En materia laboral, su gestión tampoco representó un silencio con las políticas neoliberales implementadas desde la dictadura. Las reformas laborales estructurales nunca llegaron, mientras se mantuvieron intactos los mecanismos de subcontratación, precarización del empleo y debilitamiento de la organización sindical. A pesar de los discursos de cambio, la realidad de las y los trabajadores siguió marcada por la inseguridad, los bajos salarios y la fragmentación de los derechos colectivos.
En el plano internacional, Jeannette Jara ha sido una incondicional de la política exterior del presidente Boric, alineada con los intereses de Estados Unidos y la Unión Europea. Su respaldo a las posturas del gobierno chileno contra los procesos soberanistas y populares en Venezuela, Nicaragua y Cuba, así como su silencio cómplice ante el apoyo de La Moneda al régimen neonazi de Volodímir Zelenski en Ucrania, demuestran su clara ubicación dentro del bloque liberal-atlantista, alejada de cualquier visión antiimperialista o latinoamericanista.
El apoyo del Partido Comunista a una figura como Jara expresa, con total claridad, la renuncia a una estrategia de transformación profunda. En lugar de disputar el sentido del cambio desde una perspectiva popular, el PC opta por adaptarse a los marcos del modelo, promoviendo liderazgos que no incomoden al poder económico ni a los aliados geopolíticos del imperialismo occidental.
La candidatura de Jeannette Jara no solo consolida el actual rumbo del PC, sino que sepulta las esperanzas de quienes apostaron por esa colectividad como herramienta de cambio. En vez de levantar una alternativa radicalmente distinta al neoliberalismo, el partido prefiere ahora ser parte del mismo engranaje que prometió combatir. La administración del modelo ha reemplazado al sueño de su superación.
