por Hugo Farias Moya (Vocero Colectivo Profesionales por el Socialismo)
El nuevo inquilino de la casa Blanca, que hoy las oficia del nuevo Sheriff estadounidense, engalanado en su soberbia de matón y arrogante y creyéndose dueño del mundo, le ha declarado la guerra a la humanidad.
En su afán belicoso, ha declarado sin tapujos, una solución final tipo nazi a la Franja de Gaza y el pueblo palestino. Se ha propuesto anexar Groenlandia y también Canadá a los Estados Unidos. Con los países sudamericanos, considerado su patio trasero, también los ha tratado como parias y nido de delincuentes.
Una nación como Estados Unidos, que se ha fundado sobre los huesos y cementerios de decenas de etnias milenarias y de pueblos aborígenes. Que se ha edificado sobre cientos de matanzas sobre sus habitantes originarios. Que se ha construido con el expolio, saqueo de tierras, robo de oro, de las tierras que invadieron. Un país que, desde su creación, de casi doscientos cincuenta años, ha estado en guerra permanente con su propio pueblo y el mundo desde su creación. Que en sus últimos cuarenta años ha invadido y saqueado a más de una docena de países. Que ha propiciado la intervención militar y golpes de estado, directa o indirectamente de gobiernos legítimamente electos y donde funcionaba la democracia plena.
Con este prontuario criminal, el reciente presidente de este país, se ufana de decir que país o habitantes deben ser considerados dignos de habitar su país. Cuando su nación está llena de delincuentes que amasaron sus fortunas sobre las penurias de los pueblos y habitantes que asesinaron o invadieron.
Hoy, Estados Unidos y su presidente racista, tratan a los pueblos al sur del Rio Bravo y a sus habitantes como nido de delincuentes. Tal vez en su locura racista cree y mirándose a su espejo deformado, que todos los países sudamericanos son piratas y facinerosos como los que habitan su propio país.
Entonces, el nuevo habitante de la Casa Blanca, que se cree el amo imperial del mundo, creyéndose en una superioridad moral sobre los países sudamericanos ha comenzado, cual estilo nazi fascismo, con la detención, expulsión inmediata, deportaciones, humillaciones, hacia la población ilegal de los inmigrantes que trabajan y aportan a la economía norteamericana. Es posible que muchos de ellos habitan el país del norte en forma irregular, pero cómo lo dicen los grandes humanistas: “NINGÚN SER HUMANO ES ILEGAL”
Por supuesto que, ante este despropósito y brutalidad de las expulsiones, bajo una puesta en escena que los fascistas del mundo celebran. Esposados y conducidos mediante camiones a sus países de destino, sin la dignidad que requiere el ser humano que busca un mejor bienestar para su familia, ha avergonzado hasta el Congreso de su propio país.
Estados Unidos, con Donald Trump a la cabeza, cuál animal herido, y cuando un imperio está en franca decadencia y da los últimos aleteos, se propone aumentar los aranceles de los productos que consumen los norteamericanos. Esta nueva medida, unilateral y arbitraria, se ha encontrado con la respuesta recíproca de los países que se verán afectados, tanto sudamericanos cómo de otros continentes.
Sin embargo, ante esta muestra de brutalidad, los países sudamericanos y del mundo han unido sus voces y la protesta ante el país de la “LIBERTAD”. Unido a este grito de protesta al unísono, la voz de la presidenta de México Claudia Sheinbaum ha resonado como un signo de dignidad y templanza ante la matonería del país del norte. Ha declarado sin ambigüedades: “NADA POR LA FUERZA, TODO POR LA RAZÓN”: “No es con la imposición de los aranceles como se resuelven los problemas, sino hablando y dialogando”, escribió la mandataria en un comunicado.
Días antes Donald Trump firmó una orden ejecutiva que impone aranceles del 25% sobre los productos importados de México y Canadá y un impuesto del 10% a China. En su delirio arrogante y belicista, el mandatario republicano culpa a México de la “avalancha” de drogas que entra a su país y justifica la medida (violando el tratado de libre comercio entre ambos países), con que los migrantes ilegales representan una amenaza a la seguridad de los Estados Unidos.
Sin embargo, ante estas declaraciones, la presidenta Claudia Sheinbaum, con la dignidad del cargo que representa, declaró haber entregado las instrucciones necesarias para implementar un plan de medidas recíprocas, tanto arancelarias y no arancelarias “en defensa de los intereses de México”.