Chile: Gobierno vasallo firma acuerdo y pasa a nivel 2 de cooperación con la OTAN

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por Jorge Gálvez (Coordinador Nacional del Mov. Soberanistas)

Con la reciente firma de un convenio técnico bilateral con Alemania, que permite a Chile avanzar al Nivel 2 en el sistema de catalogación de la OTAN, el gobierno de Gabriel Boric ha dado un paso más hacia la completa subordinación del país a la arquitectura militar del imperialismo occidental. Lejos de representar un avance en defensa nacional o soberanía tecnológica, esta integración técnica constituye una peligrosa cesión de independencia estratégica, alineando a Chile con una alianza militar decadente, responsable de guerras, desestabilizaciones y agresiones en distintas regiones del mundo.

La ministra de Defensa, Adriana Delpiano, celebró este hito como un logro que “no accede todo el mundo”, repitiendo el discurso servil de quienes buscan reconocimiento en las cúpulas del poder transatlántico, aunque sea a costa de hipotecar la soberanía nacional. En efecto, acceder al Nivel 2 del Sistema OTAN de Catalogación (SOC) no significa otra cosa que poner al país al servicio de los intereses de la OTAN, especialmente de Estados Unidos y Alemania, sus principales impulsores. Se trata de una estandarización impuesta, diseñada para asegurar la subordinación de los ejércitos que orbitan en torno al complejo militar-industrial estadounidense.

Pero el problema no es meramente técnico. Es político y estratégico. Esta decisión se enmarca en un proceso de progresiva alineación de Chile con los intereses del bloque atlantista, que ha promovido guerras como la de Irán,Irak, Libia, Siria y, hoy, sostiene y financia al régimen ultranacionalista y abiertamente pro-nazi de Ucrania. El gobierno de Boric, en vez de asumir una política exterior soberana, ha optado por sumarse entusiasta a esta cruzada, condenando a Rusia a China y a los BRICS, apoyando a Zelensky y guardando silencio ante los crímenes cometidos por las fuerzas ucranianas contra la población del Donbás desde 2014.

Chile, país del Sur Global, históricamente no alineado con bloques militares, se desliza así hacia una condición de vasallo, comprometido con alianzas contrarias a los intereses de los pueblos del mundo y al principio de autodeterminación. Lejos de fortalecer nuestras capacidades defensivas, esta integración nos subordina a una lógica de guerra ajena, en la que Chile podrá ser utilizado como plataforma de apoyo, abastecimiento o entrenamiento para futuros conflictos que decidan las potencias occidentales. ¿Queremos convertirnos en una pieza más del engranaje bélico de Washington y Bruselas?

El gobierno de Boric no solo entrega soberanía técnica y militar, sino que lo hace en nombre del progresismo, desdibujando toda línea ética que alguna vez separó a la izquierda chilena de los intereses del imperialismo. Esta traición se expresa en múltiples dimensiones: el respaldo a la criminalización de países soberanos como Venezuela, Cuba o Nicaragua; la no ruptura de relaciones con Israel en su genocidio contra Palestina; el silencio ante las masacres en Medio Oriente; y ahora, la cooperación militar con el brazo armado del imperialismo global.

En lugar de construir una política exterior independiente, solidaria y antiimperialista, Boric convierte a Chile en un satélite obediente de la OTAN, una organización que representa todo lo contrario a la paz, la justicia y la soberanía de los pueblos. Es tiempo de denunciar esta traición a Chile y de levantar una alternativa soberanista que devuelva al país su dignidad internacional y su plena autodeterminación.

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