Miguel Fernández Martínez
La Habana, 17 oct (Sputnik).- El derribo en suelo cubano de un avión espía U-2 de la Fuerza Aérea estadounidense fue uno de los momentos más tensos de la llamada Crisis de los Misiles, acontecimiento que puso al mundo al borde de una confrontación nuclear y que involucró a Cuba, EEUU y la Unión Soviética, en octubre de 1962.
“Cerca de las 10 de la mañana (del 27 de octubre de 1962) sentí sobre mi cabeza dos explosiones muy fuertes. Todos pensamos que eran los aviones yanquis rompiendo la barrera del sonido, pero después supimos que un grupo de combate soviético radicado en Banes (este de Cuba) había derribado un avión U-2”, narró el coronel retirado Oscar Larralde, en un panel de expertos realizado en La Habana el pasado 7 de octubre.
En este encuentro, organizado por la revista Temas y donde se debatió sobre la también llamada Crisis de Octubre o Crisis del Caribe, Larralde contó sus experiencias acerca del derribo de la aeronave espía, mientras él, con apenas 16 años de edad, se encontraba atrincherado muy cerca del lugar donde fue abatido el avión estadounidense.
La Crisis de los Misiles, que cumple estos días 60 años, fue una escalada drástica de la tensión en plena Guerra Fría entre las potencias nucleares, EEUU y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), luego de que la inteligencia estadounidense descubriera que Moscú había instalado en territorio cubano cohetes de alcance intermedio con ojivas nucleares.
La crisis se prolongó del 14 al 28 de octubre de 1962, cuando se anunció un acuerdo entre Washington y Moscú para el desmantelamiento y traslado de vuelta a la URSS de los misiles balísticos nucleares de alcance medio R-12 y R-14.
EEUU tenía desde 1958 instalados ya misiles nucleares en Italia y en Turquía, este último país muy cercano a la URSS. Como parte del acuerdo, Washington se comprometió a retirar esas armas y a no invadir militarmente a Cuba.
VIOLACIÓN DEL ESPACIO AÉREO CUBANO
“El día 26 de ese mes fui designado a hacer una guardia cerca de unos cañones 57 milímetros que protegían la entrada de la bahía (de Nipe, al noreste de Cuba). Al amanecer del otro día nos enteramos que el comandante Fidel Castro (1926-2016) se había reunido con el alto mando de la agrupación de tropas soviéticas en Cuba y había alertado del peligro de los vuelos rasantes y de los aviones-espías U-2 (de la aviación militar de EEUU)”, comentó el exmilitar.
De acuerdo a la descripción de Larralde, autor del libro “Crisis de Octubre. Península del Ramón” (Editorial La Mezquita, 2016), en el que describe en detalle el proceso de derribo del U-2 y otros hechos importantes en el oriente de la isla, en la mañana del 27 de octubre el avión de espionaje entró por la zona de Cayo Coco-Ciego de Ávila (centro-norte) en ruta hacia el este, un recorrido “tradicional” durante los meses de agosto y septiembre de 1962, en que se hicieron infinidad de vuelos espías.
Recordó que las máximas autoridades cubanas habían anunciado un día antes que se dispararía con la artillería antiaérea contra los aviones que violaran el territorio nacional, mientras que los soviéticos decidieron que los radares P-12, que eran orgánicos, en los 24 grupos de combate que existían en ese momento, se mantuvieran en alerta y ordenaron fortalecer los puestos de mando.
RUTA MORTAL
Por su parte –explicó Larralde-, el avión espía U-2, pilotado por el mayor Rudolf Anderson, de la Fuerza Aérea de EEUU, comenzó a tomar rumbo sureste a la altura de Camagüey (centro-este), y es localizado por un radar P-12 a unos 180 kilómetros de uno de los grupos de combate en Santiago de Cuba, y comienzan a monitorear su vuelo y a cotejar la información recibida desde los radares de Camagüey.
El veterano combatiente subrayó que este vuelo espía del avión norteamericano ya había cumplido su misión sobre territorio cubano e iba en retirada rumbo EEUU. A unos 120 kilómetros de distancia del grupo de combate soviético, se ordenó alistar las rampas de lanzamiento de los cohetes antiaéreos.
Añadió que, al aproximarse el U-2 a unos 90 kilómetros de la agrupación combativa y volando a unos 21.000 metros de altura, se solicitó autorización al puesto de mando ubicado en Las Tunas (este). A unos 37 kilómetros de aproximación al objetivo se da la orden de derribarlo y se ejecutan dos disparos, impactando la aeronave militar estadounidense, esparciéndose sus restos más pequeños por los municipios de Mayarí, Banes y Antilla, en el noreste de la isla.
“Los restos más grandes del avión se localizaron en Veguitas, a unos seis kilómetros de Banes (a unos 820 kilómetros al este de La Habana), entre ellos una parte de la cabina con los restos del piloto norteamericano, mientras que la cola de la aeronave cayó en los manglares de Macabí.
OPERACIÓN DE DERRIBO DEL U-2
Según un artículo publicado en 2017 en el periódico local Cinco de Septiembre, de la sureña provincia de Cienfuegos, el oficial soviético Iván Guerchánov, a cargo de una unidad de cohetes tierra-aire emplazada en el oriente cubano durante la Crisis de los Misiles en 1962, se sobresalta cuando ve aparecer en el radar aquel avión espía U-2 y pide autorización a su mando del regimiento soviético en Cuba para disparar contra el avión intruso.
Los expertos coinciden en asegurar que fueron alistadas dos de las seis rampas de lanzamiento de los cohetes tipo SAM (tierra-aire) y cerca de las 10:10 de la mañana se hicieron dos disparos, uno de ellos impactando al avión que perdió un ala y envuelto en llamas se precipitó a tierra a gran velocidad.
El piloto estadounidense Anderson, de 35 años de edad, que perdió la vida a consecuencia del impacto, había cumplido cerca de 10 vuelos espías sobre Cuba, y acumulaba experiencias similares en territorio de Corea del Norte.
Su cadáver fue devuelto a EEUU el 4 de noviembre de 1962 y sepultado en su ciudad natal, Greenville, estado de Carolina del Sur (centro-este de EEUU), dos días después.