Cineasta Marcio Vargas: “Vivir y documentar el terrorismo en Nicaragua”

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Por Gonzalo Becerra

Managua, 24 jul (Sputnik).- Al joven cineasta Marcio Vargas le tocó vivir de cerca la ola de terrorismo que asoló a Nicaragua entre abril y julio de 2018, y cuando aún permanecían levantados los tranques (barricadas) comenzó a filmar el documental que considera su mayor obra hasta el momento.

“Nicaragua, guerra contra el pueblo”, es el título de la cinta de 112 minutos de duración que narró desde una perspectiva distinta a la de los monopolios de la información lo ocurrido en el país centroamericano durante casi tres meses de pesadilla.

En persona, la mayor violencia sufrida por el cineasta provino del flanco de las redes sociales, desde donde fue elaborada una narrativa acusatoria contra los “sapos”, simpatizantes del Gobierno, a quienes achacaban defender la causa del oficialismo por dinero.

El término despectivo forma parte del asalto a los símbolos de la otra parte, pues con el nombre del batracio eran identificados los soplones que delataban a los guerrilleros sandinistas ante la Guardia Nacional, brazo armado de la dictadura de Anastasio Somoza Debayle.

CUBA, MISMA FÓRMULA

Vargas egresó en 2004 de la Universidad de las Artes, en La Habana, y como están tan frescos los disturbios ocurridos en Cuba, ambas circunstancias condujeron el diálogo con Sputnik por el derrotero de la comparación con la violencia vivida por la sociedad nicaragüense tres años atrás.

“Es la misma fórmula; igualmente nosotros nos despertamos un día con marchas por todas partes y la primera pregunta fue, ¿de dónde salió esto? Alguna gente en principio lo identificó como un levantamiento similar al de otras partes del mundo, pero no, cuando uno ve sucesos previos se percata del proceso de preparación que les antecede”, explicó el realizador.

En el caso de Cuba, el cineasta nica refirió que las protestas de los artistas (27 de noviembre de 2020 y 27 de enero de 2021) fueron un test para probar el papel de las redes sociales en un posterior intento de provocar el estallido social.

En Nicaragua fueron las manifestaciones asociadas al incendio forestal de la Reserva Biológica Indio Maíz, en los días previos al inicio de la crisis.

Vargas apuntó que al principio se trata de reivindicaciones que pueden tener cierto matiz de justeza, pero finalmente son aprovechadas para insertarlas en un cambio de guion que termine en el intento de derrocamiento del “régimen”.

Asimismo, aludió también al empleo desmedido de noticias falsas como arma de ataque mediático.

En Nicaragua fueron miles, y entre las más sonadas recordó la referida a cientos de muertos en el interior de una universidad, los tanques del ejército patrullando las calles y una avioneta lanzando insecticida sobre la población de la ciudad de Masaya (al sur de la capital).

La producción e inyección del odio en gran escala es cosa de laboratorios que trabajan según el manual del golpe suave diseñado por el politólogo estadunidense Gene Sharp (1928-2018), que ya había sido probado en Egipto, Libia y Venezuela, analizó el creador audiovisual.

“Fueron tres meses espantosos, y aquí aprendimos, sacamos un máster en intento de golpe suave, que de suave solo tuvo el nombre”, resumió en referencia a la experiencia vivida tan de cerca, pues a medio kilómetro de su casa fue levantado un tranque.

EL DOCUMENTAL

“A nuestras víctimas los grandes medios no le dieron voz, desde policías hasta militantes del Frente Sandinista, fue como si no existieran y gran parte de los muertos los pusimos nosotros”, explicó Vargas respecto a su intención de documentar con imágenes en movimiento la otra cara de los acontecimientos.

“Filmar los tranques implicaba un gran riesgo para la vida, pero lo más fuerte fueron las entrevistas con las víctimas de torturas y los familiares de los muertos; al hacerlo uno siente lo que es eso, algo nunca visto aquí. Impresiona mucho que un ser humano pueda llegar a esos extremos solo por tratarse de un pensamiento político diferente”, dice el realizador.

De las entrevistas guarda una especial punzada en el pecho: el testimonio de la madre del teniente de policía Gabriel Vado, a quien los “tranqueros” quemaron vivo en la ciudad de Masaya y luego hicieron fiesta con su cuerpo aún en llamas.

“Solo un botón de muestra de lo que fueron esos días, ahí aprendí mucho sobre el horror”, dice antes de recordar otros vejámenes, como desnudar a militantes sandinistas y embadurnar su cuerpo de azul, uno de los dos colores de otro de los símbolos apropiados, la bandera nacional.

ANTES Y DESPUÉS

“Aún me falta hacer el documental que sea mi gran obra, pero “La guerra contra el pueblo” marca un antes y un después, pues desde su estreno (marzo de 2019) fue un éxito en Nicaragua, con llantos y risas mezclados en las salas de exhibición”, expuso Vargas al ser consultado acerca de sus proyectos.

“Me di cuenta que era una obra trascedente y más ahora cuando acaba de ser trasmitido por la televisión en Cuba, donde pueda ayudar a la gente formarse una idea de lo que podría suceder allí como efecto de un guion similar”, agregó.

De las experiencias con los espectadores atesora la del padre que le contó la participación de su hijo de 16 años en el movimiento de violencia narrados en la obra, y como la posición política del adolescente cambió tras visionar el documental.

Por último Vargas contó a Sputnik la presentación del filme en la Universidad de Panamá, donde asistió un nutrido grupo de exiliados nicas antisandinistas.

“Lo vieron todo y hasta que se acabó la exhibición fue que salieron con sus gritos y consignas, los invité a preguntar o dar su criterio, pero a falta de argumentos se limitaron a los insultos; mas fue bueno que lo vieran”, concluye.

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