EEUU hacia acuerdos impensables… o hacia el colapso de occidente

0
36

(360Noticias) Una cruda advertencia sobre el estado real de Estados Unidos y su futuro inmediato fue expuesta por el coronel retirado Lawrence Wilkerson, exjefe de gabinete del secretario de Estado Colin Powell, en una extensa conversación que desnuda una crisis estructural profunda: fiscal, geopolítica, energética y de poder imperial.

Wilkerson sostiene que Estados Unidos se encuentra al borde de un punto culminante de deuda que puede precipitar el colapso del orden imperial construido tras la Segunda Guerra Mundial. El dato es central, el Tesoro estadounidense deberá endeudarse en torno a 3 billones de dólares en el muy corto plazo para evitar una suspensión de pagos. El problema no es solo la magnitud, sino que ya no existen compradores confiables para esos bonos, ni siquiera entre los aliados tradicionales como Japón.

Según Wilkerson, solo un país en el mundo tiene la capacidad financiera para auxiliar a Estados Unidos en esta encrucijada, China. Esta dependencia marca una inflexión histórica inédita para una potencia acostumbrada a dictar reglas y no a solicitarlas.

El derrumbe del dólar y el fin del petróleo como sostén imperial

Uno de los ejes más reveladores del análisis es la pérdida acelerada de los pilares que sostenían la estabilidad fiscal del imperio, el petróleo vendido en dólares. Cada vez más transacciones energéticas se realizan en yuanes, rublos, rupias y otras monedas, debilitando el rol del dólar como moneda de reserva mundial.

En este contexto, actos como la incautación de petroleros y activos extranjeros no son, para Wilkerson, demostraciones de fuerza, sino gestos de desesperación propios de un imperio en decadencia. La piratería financiera y comercial espanta capitales y profundiza la desconfianza global.

De ahí se explica también la obsesión de Washington por Venezuela, Ucrania y otros territorios estratégicos: no por razones ideológicas o “defensa de la democracia”, sino por la urgente necesidad de recursos reales que respalden una deuda ya inmanejable.

Hacia acuerdos impensables… o hacia el colapso

Wilkerson plantea dos escenarios posibles:

  1. Persistir en la confrontación, intentar imponer la fuerza, fracasar en varios frentes y precipitar un colapso económico, político y moral.
  2. Aceptar la realidad del mundo multipolar, negociar con Rusia, China, India y otros actores en condiciones mucho más humildes, buscando una transición controlada del imperio hacia una república funcional.

En ese marco, anticipa acuerdos inevitables, incluso con gobiernos hoy demonizados por Washington. Venezuela aparece como un caso paradigmático, un eventual acuerdo sería “bueno para Maduro, para Venezuela y para Estados Unidos”, aunque internamente pueda ser maquillado con propaganda.

Europa arrastrada por la decadencia

El diagnóstico para Europa es igualmente severo. Atada a una estrategia suicida de sanciones, endeudamiento y subordinación estratégica, corre el riesgo de hundirse junto a Estados Unidos. Wilkerson advierte que los líderes europeos no comprenden la magnitud del cambio histórico en curso y que el continente se encamina hacia fragmentación interna y crisis económica profunda.

El desplazamiento del poder de Occidente a Oriente

El exfuncionario subraya que no se trata solo de un declive estadounidense, sino de un desplazamiento estructural del poder global hacia Asia y el Sur Global. China, Rusia y otros países emergentes no buscan reemplazar a EE. UU. como un imperio clásico, sino reorganizar el sistema internacional hacia formas más distribuidas, cooperativas y multipolares.

Paradójicamente, afirma que China es hoy el único país capaz de “salvar” a Estados Unidos, no como imperio, sino como entidad estatal que evite su desintegración caótica. Pero esa ayuda no será gratuita ni subordinada, exigirá el abandono del unilateralismo, de las sanciones como arma sistemática y del uso del dólar como herramienta de dominación.

Una advertencia histórica

Wilkerson concluye con una advertencia inquietante, la combinación de crisis fiscal, arrogancia estratégica y cultura militarista podría empujar a Estados Unidos a provocar una gran guerra como falsa salida, con consecuencias devastadoras para toda la humanidad.

La alternativa es clara pero políticamente dolorosa, reducir el imperio de forma controlada o enfrentar un colapso incontrolable. En cualquier caso, como suele ocurrir en estas transiciones históricas, el costo lo pagarán principalmente los pueblos, no las élites responsables del desastre.

La entrevista deja en evidencia algo que ya no puede ocultarse, bajo los titulares optimistas y la retórica de poder, el centro del sistema imperial muestra grietas profundas, y el mundo se prepara, quiera o no Washington,  para una nueva etapa histórica.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí