El Papa Silencioso…

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Arévalo Méndez (ex Embajador de Venezuela en Chile)

Republicanos y demócratas, una caterva de criminales votando para decidir la vida o la muerte de millones de seres no gringos, por supuesto.

La sociedad usamericana definitivamente, genéticamente y mentalmente es tarada.

Creer en el tonto cuento de que es una sociedad arbitrariamente desinformada es un funesto error que la humanidad comete. No señor, es una sociedad consciente que, incluso, en templos alaba a un Dios infame que les permite y les ordena ejecutar matanzas.

No es como nosotros creemos, un pueblo inocente. El policía que balea a negros y latinos es pueblo, no es élite. Los pilotos del Enola Gay no eran élite, eran pueblo. Los asesinos marines no son élite, son pueblo.

Los pilotos que “montaron un avión para bombardear a los niños en Vietnam” no eran élite, eran pueblo.

Los padres que sienten orgullo cuando sus hijos van al extranjero a masacrar a inocentes son pueblo y son conscientes del placer que les genera que sus hijos maten por matar.

Para el usamericano promedio, matar les genera un placer inmenso. Cuando no pueden hacerlo, recurren a la cocaína, metanfetamina, hachís, morfina y fentanilo.

Y no es que la droga les reduzca la necesidad de matar, lo que hace la droga es reducirles la frustración de no poder matar. Esa enfermedad es reflejada en la psiquis de los soldados que regresan de las masacres porque no pueden seguir matando.

Muestra irrefutable de que es una sociedad enferma e irrecuperable, es su adicción a las drogas y al asesinato mediante tiroteos de los cuales ni sus niños se salvan.

Así que lo ocurrido en el Congreso es un mandato del pueblo. Creer nosotros de que se trata de un pretendido hecho político es una crasa tontería.

¿Es acaso democrático que una mayoría imponga en una votación que sí, que hay que masacrar a venezolanos y a los extranjeros que en Venezuela viven? En qué cabeza cabe tal desafuero mental.

Tengamos presente que la democracia es, como toda entidad humana, un sistema imperfecto. A veces, y unas cuantas veces, muchas veces, demasiadas veces, opera en sentido contrario. Ayer en el Congreso accionó como un sistema cruel que atenta contra la decencia y contra la condición humana.

Es cierto, un par de republicanos votaron a favor de Venezuela, porque de eso se trataba. Pero varios “demócratas” votaron a favor de la masacre.

No siempre las mayorías tienen razón. He allí la cuestión.

Aceptemos y entendamos las cosas como en realidad son. Los demócratas, como fieles usamericanos también desean la masacre. Pero con excelsa cobardía, al igual que con Palestina, no quieren ser censurados públicamente. La fórmula empleada es la clásica en la política del mal, la fórmula de Pilatos. Así de simple. Y por cierto, el Papa, ni pío. Claro, lo entendemos, es usamericano.

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