EEUU amenaza con nuclearizar el Caribe: un acto demencial contra Venezuela y América Latina

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por Jorge Gálvez (Coordinador Nacional del Mov Soberanistas de Chile)

La escalada de agresiones del imperialismo estadounidense contra Venezuela y América Latina ha llegado a un nivel que no puede describirse de otra forma que como demencial e irresponsable. La reciente decisión de la Casa Blanca de Donald Trump de desplegar un crucero lanzamisiles (USS Lake Erie) y un submarino nuclear (USS Newport News) en el mar Caribe, frente a las costas venezolanas, constituye una amenaza directa no solo a la soberanía de la República Bolivariana de Venezuela, sino también a la estabilidad y seguridad de toda la región.

La Misión Permanente de Venezuela ante las Naciones Unidas denunció con fuerza esta provocación, que representa un abierto acto de intimidación nuclear. No se trata de una maniobra militar rutinaria, sino de la introducción de armamento de destrucción masiva en un continente que, desde hace más de medio siglo, fue declarado Zona Libre de Armas Nucleares bajo el Tratado de Tlatelolco. Estados Unidos firmó y ratificó este tratado en 1971, comprometiéndose a no usar ni amenazar con armas nucleares en América Latina y el Caribe. Hoy, bajo el mando de Trump, Washington está pisoteando ese acuerdo y burlándose del derecho internacional.

La denuncia de Caracas advierte que este despliegue no es un gesto aislado, sino parte de una escalada hostil que busca intimidar a Venezuela, en medio de su resistencia heroica frente a las agresiones económicas, políticas y diplomáticas del imperialismo. El llamado de Venezuela a preservar “la paz, la seguridad y la estabilidad” en el continente es un grito de alerta que no puede ser ignorado. La introducción de un submarino nuclear en aguas caribeñas, sin transparencia sobre el tipo de armamento que transporta, contradice de manera flagrante los principios del Tratado de Tlatelolco y la Proclama de la CELAC que consagra a América Latina y el Caribe como Zona de Paz.

Lo que está en juego no es solo la soberanía venezolana, sino la de todo un continente. Permitir que Estados Unidos utilice la amenaza nuclear como herramienta de intimidación en la región sería aceptar el regreso a los tiempos más oscuros de la Guerra Fría, pero en condiciones aún más peligrosas, con un imperialismo desesperado que busca mantener su hegemonía a costa de la paz de los pueblos.

Resulta evidente que la actual política de Trump hacia Venezuela no se limita a sanciones ni bloqueos: ha dado un salto hacia la guerra psicológica nuclear, una demostración de fuerza que busca infundir miedo y abrir la puerta a aventuras bélicas de consecuencias incalculables. Este es un crimen contra el derecho internacional, un atentado contra la paz mundial y una amenaza contra la humanidad.

Frente a esta ofensiva, América Latina debe cerrar filas en defensa de su soberanía y de su carácter desnuclearizado. Se trata de defender no solo a Venezuela, sino a toda la región del fantasma de una guerra que solo favorece los intereses imperiales.

La amenaza nuclear de Trump es un acto de locura imperial. América Latina debe responder con unidad, firmeza y dignidad, exigiendo el respeto irrestricto al Tratado de Tlatelolco y a la Proclama de la CELAC.

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