Y a la III Gran Guerra: Venezuela, obstáculo a la hegemonía occidental  

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por Arévalo E. Méndez Romero (Embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Chile )

(Correo del Orinoco) Hoy Medio Oriente es un hervidero, tal vez con más riesgos que cuando los continuos conflictos llevaron a países de la región a confrontaciones bélicas. Occidente definitivamente ha decantado por la guerra, dando aliento, por cierto, a expresiones terroristas con el propósito de mantener al mundo en vilo. También el miedo genera ganancias.

El factor más incidente en la apuesta occidental por un mundo intranquilo y cada día más lejos de la paz y el entendimiento entre naciones es la inseguridad energética.

Específicamente los estrechos de Bab el Manded y canales de Suez y Ormuz, sitios por donde pasa más del 30 % de la energía consumida diariamente en el mundo, constituyen nudos hipercríticos dominados siempre por Washington, París, Londres y Tel Aviv. Arabia Saudita reorientó su brújula.

Irán recompone relaciones con los sauditas y ambos ingresan conjuntamente con Qatar al Brics reduciendo significativamente el poder y la influencia de Washington y aliados obsecuentes en el dinamismo energético/financiero mundial.

Este nuevo mapa geopolítico descompone el mapa de influencias e intereses corporativistas de Washington y súbditos. Occidente prácticamente queda confinado, en tanto disponibilidad de gas y petróleo en volúmenes bélicos a los yacimientos del mar del Norte y golfo de México, reconociendo que ambos entraron en fase de declinio definitivo.

Es así como los yacimientos venezolanos entran en el radar de la geopolítica energética mundial, igual ocurrió durante la II Guerra Mundial. Gran parte de los descomunales recursos financieros dispuestos por Washington para la ejecución del plan Marshall fueron expoliados a Venezuela y México merced a la entrega de petróleo a precios viles alimentando las arcas de Estados Unidos.

Se agrava más la situación por cuanto el mar del Norte y golfo de México han entrado en fase de pleno declive de producción y otras fuentes de magnitud bélica como lo son Rusia, Irán y Arabia Saudita están definitivamente fuera del alcance de Occidente. Un aspecto fundamental en el propósito bélico occidental para enfrentar a los cuatro grandes centros de resistencia (China, Rusia, Irán, Corea del Norte) deviene de la necesidad fundamental de que Washington asegure energía al hemisferio occidental y a Japón. Al respecto, solo los yacimientos venezolanos atesoran esa capacidad. Es esta una realidad en clave fatal.

Súmese el ingreso de Arabia Saudita, Qatar e Irán al Brics y muy posiblemente Venezuela en octubre lo que conforma un cuadro tétrico para Occidente en tanto disponibilidad de recursos energéticos para aventurarse a una guerra con Rusia, Norcorea, Irán y China.

Si Washington lograse, con el criminal silencio de gobernantes súbditos, especialmente latinoamericanos, montar a un títere en Miraflores, habrá un 70 % de probabilidad de una III Guerra Mundial por lo que no es exagerado afirmar que el presidente Nicolás Maduro es demostrablemente un obstáculo que frena una gran confrontación que anuncia armas atómicas, hecatombe que Washington desea ardientemente para solventar su monumental déficit financiero que adquirirá visos de país con rumbo seguro a la pobreza si, como se propone el Brics, logran desplazar al dólar como falsa moneda que, siendo, como lo es, una entelequia, rige la economía global.

De manera que la tenacidad del comandante Hugo Chávez por reducir al mínimo la dependencia venezolana del mercado energético usamericano y la persistencia del presidente Nicolás Maduro por mantener a los usamericanos fuera de las estructuras de dominación sobre los yacimientos nacionales constituyen un desafío inaceptable para el corporativismo financiero y energético.

El grupo Brics pronto anunciará la activación de un sistema propio de pagos internacionales que dejará al Swift enanizado. Venezuela quiere decir presente en ese escenario que rompe el tedio y la loca esquizofrenia de Washington y súbditos, incluyendo los gobiernos atarantados latinoamericanos cuya escasa visión estratégica les somete a mostrarse simpáticos a la Casa Blanca como único asidero para hacerse de resquicios de reconocimiento.

Con Venezuela imaginan una más que fracasada pesca en río revuelto obsesionados con insulsos e intrascendentes pedidos de las “Actas” en tanto Maduro pone proa al futuro que sí o sí, viene porque viene.

Es así como Venezuela resiste la agresión por ser el único país occidental con volúmenes energéticos de magnitud bélica. Esa condición nos somete a la geopolítica codiciosa del hegemón que no encuentra salida a su ruindad moral y material como no sea la guerra.

Súmese, además, que el grupo Brics ya anunció moneda propia respaldada en materiales energéticos, oro, agua dulce y tierras cultivables, factores en los cuales Venezuela tiene voz reconocida y respetada.

¿Cómo podrán los atormentados presidentes súbditos en Latinoamérica contraponerse con visos de éxitos a estas inesperadas pero concretas realidades?

El títere Javier Milei aleja a Argentina del Brics, pero para Washington es imprescindible cortar el camino a Venezuela. Ronald Reagan amenazó con poner de rodillas a la OPEP. No lo lograron y con el surgimiento del grupo Brics se potencia la influencia de los países poseedores de materias estratégicas.

La Constitución Bolivariana establece que para Venezuela el espacio prioritario de cara al necesario ejercicio de las relaciones internacionales es Latinoamérica, pero, desafortunadamente sigue prevaleciendo la doctrina Monroe, no tanto por el poderío bélico usamericano sino por la escasez mental del liderazgo político regional actual, incapaz de superar a sus narices. Caminar con la vista fija en la tierra sin levantar la mirada trae consecuencias.

Hugo Chávez y Néstor Kirchner fueron maestros en la tarea de destrucción del ALCA tristemente un entorno de mediocridad estratégica acabó con la lógica y necesaria conformación del largamente ideado polo geoestratégico y geoeconómico suramericano y latinoamericano como lo fue la Gran Colombia.

Es así como el presidente Nicolás Maduro da continuidad al histórico plan de ubicar a Venezuela en un contexto de plena soberanía e independencia geopolítica estructurante y constructora de futuro interdependiente sin imposiciones neoimperiales y neocoloniales con fuerte asidero en la interrelación con potencias que han decidido deslastrarse del diktat usamericano.

Latinoamérica sigue sumida en la histórica intrascendencia paralizante anclada en la vana esperanza del mágico milagro de cambio radical de Washington que favorezca el desarrollo y abra cauces al combate a la pobreza. Tontas ilusiones por cuanto EEUU en su deriva imperialista ha tomado también rumbo a la pobreza. El Derecho Internacional y las razones históricas y culturales proveen a Venezuela de bases ciertas y metas alcanzables.

El 28 de julio Washington pretendió dar un largo paso rumbo a la III Gran Guerra, el Pueblo venezolano, sabio y paciente, truncó el plan belicista occidental.

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