por Ale Mora
El presidente Gabriel Boric criticó la invasión rusa a Ucrania y expresó su sorpresa por la percepción en América Latina de Rusia como un referente de la izquierda en su última visita a Alemania, señalando que el país euroasiático tiene un comportamiento imperialista contrario a los principios de la izquierda.
En un evento organizado por fundaciones afiliadas a partidos políticos europeos, resaltó que Chile defiende principios, no gobiernos, y ha condenado la invasión rusa a pesar de las reticencias de algunos países amigos. Boric afirmó que Chile se guía por principios de justicia y dignidad humana, independientemente de la nacionalidad, recursos o ideologías.
La agenda pro OTAN que une en estos momentos a dos gobiernos supuestamente disímiles como Argentina y Chile repercute en las políticas públicas de seguridad y económicas, además de una larga agenda de principios que tiene también larga data de lucha en nuestro país. Los mismos que el presidente dice defender desde Chile para situarse justo al lado de los principales promotores de conflictos mundiales hoy son disímiles para el Estado Palestino, reconocido por nuestro país pero muy vapuleado en la acción real por fuera de la declaratoria de intenciones.
La peligrosidad de la postura de Boric es que nos sitúa riesgosamente al lado de promotores de guerra y siendo aliados de genocidas, teniendo cero responsabilidad en la seguridad nacional. Hoy no se ve ninguna declaración entre sectores progresistas y de izquierdas que levanten esta advertencia, que es peligrosa por decir algo suave.
Chile aún muestra todos los signos de subordinación a las principales economías mundiales que, con medidas coercitivas, cooptan el desarrollo independiente de cada país en Latinoamérica. Hoy seguimos siendo un virreinato, ya no solo de España, que se suponía extinto desde 1824.
Chile depende en gran medida de sus exportaciones, con China como su principal socio comercial. En 2022, China representó $38.5 mil millones de las exportaciones chilenas, constituyendo una parte sustancial del valor total de exportación del país. Otros socios comerciales importantes incluyen Estados Unidos, Japón, Corea del Sur y Brasil. Estos países son mercados cruciales para el cobre chileno, que constituye una parte significativa de su economía exportadora.
La inversión extranjera directa juega un papel vital en la economía chilena. Estados Unidos y los países de la Unión Europea son inversores prominentes en diversos sectores, incluidos la minería, las finanzas y el comercio minorista. Esta afluencia de inversiones ayuda a impulsar el crecimiento económico pero también indica un nivel de dependencia económica de estas potencias globales. Sería, por tanto, muy difícil que el encargado de dirección de este lado subordinado no sea capaz de exponer de manera veraz la estrategia expansionista de la Unión Europea por salvaguardar cuestiones de etiqueta más que de principios.
Entonces, la economía de Chile depende en gran medida del sector minero, especialmente del cobre, que constituye aproximadamente la mitad de las exportaciones del país. Esta dependencia hace que la economía sea vulnerable a las fluctuaciones en los precios globales del cobre. Aunque se han realizado esfuerzos para diversificar la economía, enfocándose en la agricultura, la producción de vino y los servicios, la minería sigue siendo un sector dominante, hoy en día, con el litio en el medio.
La participación de Chile en organizaciones económicas internacionales como la OCDE y los acuerdos comerciales con múltiples países integran aún más su economía en los mercados globales. Estos acuerdos facilitan el comercio y la inversión, pero también atan la salud económica de Chile al desempeño de sus principales socios. ¿Qué grado de independencia real tiene el Estado para mantener alguna defensa de principios como los derechos humanos? Yo creo ninguna… ¿Y tú?